El corazón habla su propio idioma y en la torre de Babel que le habita adentro, s‏olo entiende de un lenguaje. 
En la lejanía y el recuerdo,
con el lenguaje del dolor, el del silencio!
Con las canciones que no nos cantaremos,
y en las que ahora te veo:
Soñandote los sueños de un Silvio desde niño,
para un tal vez, de algun día, de un de pronto porvenir.
Con Aute sintiendo y desvistiendote en deseos,
pero con el cínico de Sabina 
quien al fin...es quien domina!
Con las risas de pocas, pero largas tardes,
de hablarnos siempre atropelladamente
queriendo hacernos las confesiones de
los amantes que en reunión distante
le cuentan sus vivencias terrenas
al alma perdida que les es gemela.
Con el bautizo de nombres prometidos
que a nuestro Kamasutra ilustraría,
por tus manos hacia mi extendidas,
por mi cuerpo y mi alma para ti tan servidas!
por todo lo demás en que te encuentro...
por tus rabias tan dolientes como la misma muerte!
por el nunca mas  himno de tu presente
ni tus peleas de paz tan maniatadas
nunca mas tu risa adolescente!
En el claro de esa nuestra luna,
en donde habitan como dueños: ¡Dos!
vivirán atrapados por siempre
los delirios tan alucinados por un sueño de amor 
que en la tierra solo tuvo una estación, y ya pasó!
por no saber, no poder o no quererle hallar si no
el nunca y el jamás de ningún tiempo en ningún lugar!
MARCA. Luz Margarita Cadavid Rico