Pasaba los días imaginando la brisa al amanecer 
sintiendo el fulgor del sol en sus ojos 
la frescura del mar en cada uno de sus poros 
y cómo se extingue el calor al anochecer 
 
Perdida la mirada, puesta en un punto fijo 
añorando el suave olor de aquel firmamento 
que marco aquel instante eterno en el tiempo 
le devolvío la emosión de una vez más sentirlo. 
 
Recortando los días, retrocediendo las horas 
fijando aquella escena enmarcada en su mente 
que le devolvía la vida, la chispa de su mirada 
el fuego resurgía en sus ojos renaciente. 
 
Permanecio buscando en el amanecer de un nuevo día 
en lo más profundo de sus sueños de agonía 
mientras la fuente grandiosa se vacía 
se extingue su luz, la dadora de vida. 
 
Esa llama que alguna vez le dio alegría 
por la que el decidio ser fuerte en la vida 
sabe él la encontrará al final de su camino 
porque ella forma parte de su destino