Merecer, ¿En que aspectos admites estar preparado para merecer? ¿Cuanto has trabajado para merecer?
Todos creemos merecer algo en vista de lo que procuramos, inclusive solamente por el hecho de haberlo deseado continuamente. Sin embargo es necesario plantearse la cuestión de manera interpretativa, con intención verídica de dotar la acepción rebuscada; no obstante, sin dejar el ánimo encajonado en la misión pues será determinante en la obtención de la victoria…
El objetivo se traza en el claro descubierto, no debe haber obstáculo visible para los pasos, siempre se debe estar alerta hacia el horizonte, y lo más importante: Nunca entregues tus métodos al azar. Deslustrado es el azar al igual que el claro a medida que se avanza, mientras que la grata concepción de la técnica te brindará mayores facilidades que llevar la confianza férrea. En situaciones adversas el claro manía su temperamento y surgen de donde no existía posibilidad escollos a priori insuperables, por lo que si la primera etapa del trazado no conlleva la rigurosidad requerida, quedarás total y absolutamente expuesto a la confianza en el azar.
El deseo, cómplice y multimanifestante, pierde su propiedad según circunstancia; para lo que es necesario sino excomulgarlo, moderarlo a su mínima expresión pues así no se añadirá al escollo en vaticinar la huida o el yerro.
Desear, ¿Asumes el deseo? ¿Realmente?
Para desear hay que poner sobre el claro anticipadamente los escollos probables, y aún si es posible la sucesión del claro primero. En síntesis: Hay que saber desear, prolongar el descubrimiento hasta ahondar en la ansiedad e inmortalizar el gesto en la espontaneidad.
Desear y merecer son dos instancias hermosas, ligadas a su vez por la concentración y el esmero. La simbiosis perfecta del placer en extensión. Gratificación en realidad… A carne viva.