OH DIOS!
Publicado en Jul 15, 2013
¡Oh Dios! He venido a reprocharte y a hacerte saber mi acentuado malestar. Allá afuera llevan miles de años hablando de ti. Existen guerras, leyes, templos, territorios y millones de vidas girando en torno a tu nombre… ¡Vamos, muéstrame tu rostro! ¡Eso es! Muéstramelo…
¡Oh Dios! Tú que eres erudito en las lides celestiales, respóndeme: ¿Será acaso que las palabras ya no son aptas para mí? Si tan solo me hubieses enviado un par de siglos antes sería todo tan sencillo. Y es que esta reencarnación ha sido bastante dura en términos de tratos y condiciones de tu parte hacia mi. Admítelo. Me presentaste al mal sabiendo que me contrapondría a ti. Me situaste en medio del dolor ajeno, para que construyese sobre ladrillos negros. Me despojaste de la candidez para que lograse resolver entre la sordidez y de esa manera devolviere a la vida aquellas almas devastadas, que ahora de seguro te sirven. No seas malagradecido, ya te he servido lo suficiente. Tómalo como unas merecidas vacaciones. Si no me vas a mostrar el edén al menos devuélvela a mis brazos… Bien, no me parece lógica la figura del amor como un modelo de caracter subliminal, menos aun cuando no es alimentada fácticamente. Sin embargo permíteme comentarte que su recuerdo siempre resulta grato y bienvenido. Por lo general me induce a esbozar una que otra sonrisa. Podría aseverar que su carta en el tarot es la primera, por todo lo que el loco implica. El punto en contra de esto es que resulta tremendamente lamentable que entre símiles no exista balanza alguna que añore la prosperidad. Mas un reflejo como el suyo me impulsa a tranzar con el destello de lo infinito, e incluso a empatizar con aquella trascendencia bipersonal tan añorada por los mortales. Como siempre eres capaz de verlo todo y no hacer nada al respecto… ¡Oh Dios! Que te pronuncias con certeza sobre el gozo de amar, pósate en tu magnificencia y bríndame esa maravillosa capacidad de posarme a la vez sobre aquella noble materia capaz de restituir hasta la pieza mas deteriorada. ¡Vamos, purifícame! Así podré reposar en su divino templo, lo que hará que su arrecife espumoso limpie mis sórdidos ladrillos negros, sobre los que construiré luego un nuevo lecho donde posar nuestras propias heridas… Al menos las que hayan sido ocacionadas en tu nombre. |
MARCA
Un saludo!!!
Cristbal Indiegente Baquedano
Agnósticos y/o creyentes probablemente les asalta la misma duda... Y a quién la dirigimos?
Tremendo saludo!
Te sigo.