Eres vida, eres muerte,
eres infortunio y eres suerte.
Tu amor a mí, un misterio,
¿mi amor por tí? un eterno anhelo.
 
Ya seas Nemesis y Afrodita,
Cassandra y Helena,
mi eterna niña y mi compañera de ataúd,
ovaciono tu espíritu, con eterna gratitud.
 
Despedázame con violencia, 
despedázame con decoro,
porque eres tú a quien devoto imploro,
un último beso en un efímero verso.

 
Despedázame con violencia, 
despedázame con decoro,
permiteme acariciar tu dualidad...
y desentrelazarla.