No supe amar, lo reconozco caminé como el ciego hacia el ocaso, en las tinieblas de esa luz que bien conoces Y era mi voz un grito, lo deseaba deseaba amarte, fui flor abierta pero la tierra donde sembré la vida no era fértil, la alimenté con sangre de la herida, regué cada espasmo cada latido una y otra vez No fue tu mano quien me arrancó el corazón y lo esparció en los surcos como piedras, una noche ajena. Fui yo, amor.
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Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Felicitaciones mujer del mar