Amanece y despierta el egoísmo.
Publicado en Jul 27, 2013
Amanece. Camino hacia la cocina en busca del café fuerte que me despierte por completo y que llene de fragancia mi nueva mañana. Estiró mis brazos, mientras siento como se acomoda mi cuerpo para enfrentar lo que me toque, la rutina placentera que repito ordenándola en mi cerebro, aprovechando el silencio de la casa.
El sonido de una alarma me anuncia que pronto estaré acompañada y que también deberé comenzar a insistir una y otra vez hasta que mis hijos se dejen de esconder bajo las frazadas. Algún rezongo solicitando una prórroga o unas cabezas despeinadas cubriéndose con la almohada. Sonrío. Esas son todas mis mañanas y agradezco que así sean, tener a los que quiero bajo el amparo de mis alas; sentirme querida, necesitada por ellos a pesar de sus quejas o caras malhumoradas. En otro lado de la ciudad, tal vez muy cerca o en una casa de las más alejadas, alguien en soledad añore lo que alguna vez tuvo y ahora el olor del café traiga unas cuantas lágrimas. Tal vez para algunos sea el amanecer de una fecha esperada, o tan sólo una más de su vida cansada. En algún sitio seguramente alguien ríe o se mantiene abrazada al cuerpo de su amado; sintiendo la pereza del despegue, de la tibieza traicionada. O en la soledad acostumbrada escuche las noticias desde una radio vieja , única compañía que comparte la mesa larga, abandonada de bullicio, discusiones o unas simples miradas. Amanece. Una ambulancia se escucha a la distancia. Lleva prisa mientras alguien reza por un alma necesitada. Hay quien llora, hay quien sufre, otro espera el final que parece que nunca llega o que nunca acaba. El sol de a poco va tomando fuerzas, como el ruido en el exterior; la ciudad completa parece que despierta. La calle se invade de motores apurados que rompen el hechizo del momento breve que seguramente muchos disfrutamos. Se abren grandes los ojos de mi entorno y me zambullo en él. Camino ajena a lo que sucede allí; tan cerca y tan lejos con la realidad de mi vecino. Camino despreocupada de los demás y llevando a la rastra todo lo mío, egoísta y sonriente porque amanecí teniendo todo lo que quiero en este mundo. Amaneció. Me cubro con grandes gafas los ojos y actúo sin mirar. Sumergida en el vacío hago que escucho sin oír y atenta a las agujas de mi propio reloj me convierto en una más de las máquinas que transitan las calles. Sin sentimientos y sin preguntas, continúo sin preocuparme… ya aclaró y mi egoísmo; como el social, ya despertaron.
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Roman Romani
una historia de muchos cuentos.
saludos Silvana
Silvana Pressacco
Gracias Román y un abrazo!
DEMOCLES...(Mago de Oz)
Silvana Pressacco
Gracias por pasar por aqui amigo, cariños y buena semana.
MARCA
Para todos empieza un nuevo día. Unos en la amargura,la alegría,soledad o soledad bien acompañada!
Silvana Pressacco
Gracias por tu tiempo, veo por tus comentarios que me has dedicado mucho, gracias de nuevo!
Saludos Marga...
kalutavon
Silvana Pressacco
Gracias amigo, un saludo desde esta fría Argentina. Hoy pedí prórroga y me quedé como mis hijos, bajo frazadas y con la almohada oscureciendo el amanecer...jaja cariños