He estado evitando esto, encontrarme a solas y dejar que tu nombre se deslice por mis labios, sentarme a enumerar tus perfecciones, o imaginarme como recorres la casa, como he de sentir que las paredes me dicen que estás aquí, como se torna un ambiente cálido, en donde me estás esperando, me enseñaste a vivir la vida, a llorar cuando es debido, a no reprimir, a no sentirme arrepentida de mi misma, también, asumiste, tenerme en tu vida, aunque fuera un gran desafío, para ti fue un placer descubrirme, y para mí, fue la dicha ver como lo hacías.
 
    Anda, no te preocupes, deja que le coloque el play al reproductor, sí, son tus listas de reproducciones, tus discos favoritos, las canciones que guardan momentos, nuestros momentos, y es verdad, la melancolía está en cada nota que ha de sonar, pero vamos, lo estoy disfrutando, a medida que las canciones avanzan… se recrea el momento, en que tú y yo nos volvimos eternos, ¿Te dije, que estar contigo fue lo mejor que me pudo haber pasado? No lo hice, pero debes haberlo percibido. Imagino, pienso que debes haberlo sabido, es mucho mejor que votarme a un pesimismo.
 
    ¿Adónde se han ido los momentos que tanto intente sostener con mis manos? ¿Habrá un lugar para ellos? Eran tan escurridizos, como la arena. Existe el momento, tiempo, en que todo lo ves pasar, y te quedas sola ahí esperando que venga por ti, activas el piloto automático para el mundo, pero para él, estás tan alerta, por si debes marcharte lejos.
 
    También comenzaba a olvidarme de la parte, en donde me fumo una cajetilla de cigarros, y dejo volar mis pensamientos, con algún libro, cerca de una ventana, donde intento liberarme mentalmente, o alimentarme de alguna novela, que me mantenga lejos, muy lejos de ti, había olvidado, los movimientos de mis dedos, o el frío que me recorría cuando dejaba que el manto de la noche, me cobijara, y digo cobijar, porque solo a ella, le lloraba mis penas. He adquirido la valentía de venir aquí y relatar, lo que meses me costó cumplir con frecuencia.
 
    La mejor parte, aún no se contempla, no han visto como he de reír y llorar a la vez, ¿Cómo puedes ser tan perfecto para mí? Que solo el hecho de imaginarte ahora, he de entregarte mi alma, no es un hechizo como relataría el amor que siento por ti, si no, locura, yo te amé con locura, aunque siempre procuré no demostrarlo tanto, no cruzar más allá de la raya, o simplemente no adentrarme tanto en tu mente, pero sí, dentro de mi… te amé, como una desquiciada, como una alocada, que succionaba cada brillo de ti, fui la malvada que me robaba al príncipe y me alimentaba de él.
   
    Es infaltable que ya comience a llorar por ti ¡Cuánto te extraño! No, no pienses en que te estoy gritando, pero… ¡Demonios! Mi cuerpo se desintegra a medida que el tiempo pasa, necesito abrazarte, sentir tu calor, oler tu cuello, algo de ti, una simple tomada de mano, me salvaría de la enfermedad en que me encuentro, cada minuto sin ti… es una condena, sí, lo has leído en libros, lo has visto salir de boca de algún poeta, pero entiéndelo, tu muerte para mí, ha sido una estaca en mi corazón.