Carta que nunca leerás
Publicado en Aug 02, 2013
Cuando aquello ocurrió te esperaba, pensaba que sería algo transitorio, como cada capricho o berrinche anterior. Pero los días fueron pasando, y se hicieron meses, y luego años.
Al principio tenías la vigencia de lo cotidiano. Tu imagen, tu risa, tu olor, hasta creía escuchar tu vos. Luego se fueron desvaneciendo de a poco. El tiempo es pernicioso con la memoria, solo quedan huellas lejanas que llegan al presente en forma de chispazos. Suponía que no podría vivir sin tu presencia. Eran tiempos de extremadas tristezas, de desgarros profundos en el corazón… Hoy solo quedan cicatrices. Y seguí viviendo, buscando tu amor en amores efímeros, de hijos de otros padres. Hoy solo permanece una imagen. Es una imagen en forma de fotografía, con tu rostro, pero con tu rostro pequeño, no el que me dijo adiós. Con aquel que tomaba mi mano y miraba hacia arriba para ver mi rostro, Con aquel que corría en dirección a mí, para ser levantado en un abrazo interminable. Ya no recuerdo tu vos, tanto que si vinieras por mi, no comprendería quien eres. Te necesité. Inmensamente te necesité. Arreciaron mis lagrimas día a día, en silencio, por dentro, hasta agotarse. Ya no te espero… No vengas a mi encuentro, pues no traerías felicidad. Solo acarrearías recuerdos de momentos dolorosos. No trates de limpiar tu conciencia, vive tranquila, no tiene por que estar sucia. No te desveles, como verás, en esta carta, nunca te dije hija.
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kalutavon
Roberto Funes
Siempre agradecido por tus comentarios. Saludos.