Dios dador de vida eterna
Publicado en Aug 05, 2013
No sabía, no sabía de donde venía.
Ya cansada, angustiada, No sabía hasta qué punto llegar. Mi dios me había traicionado. Me dio la bienvenida a este infierno, Lleno de nostalgia y muerte en sus alrededores En el cual siempre se escuchan voces, Gritos, llantos desgarradores, recordando pericias, Sufrires. Fue eso. La vida en sus últimas instancias, De cierta manera, me dio el mejor giro. Me mostro la verdad. La mejor despedida. Escapando hacia la silenciosa y profunda eternidad. Tantas cartas desperdiciadas, Sentimientos clavados falsamente. Promesas, promesas y más promesas. ¡Rotas!, olvidadas, exiliadas. Una vida torturada me diste. Jugada hacia el vacío de arriesgar todo con la nada. En el polvo dejamos la esencia de aquel amor perdido, Por culpa de tus rezos. La causa perdida de aquel amor perdido… Por culpa de sus rezos. La causa perdida ese día: Mi ser, mi vestido blanco puro, Mi inocencia corrompida. Mi marido ya no está. Se fue con quien quería. Ahaja! ¿Dónde estabas “dios” cuando todo sucedió? ¿Cuándo se largó al profundo sueño de vivir en la nada? La cuchilla cortó su yugular, dios no responde a mis plegarias, El no respira, amante mío, mi vida, no habre los ojos. He caído, me he escapado. Dios me iré con él, esto lo seguiré viviendo. Escaparé hacia la libertad, Bendita vida nos diste dios. Bendita vida…
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