DUELE LA AUSENCIA
Publicado en Aug 08, 2013
DUELE LA AUSENCIA DANIEL GUIDO FERRARIS COPYRIGHT 2013 ISBN 978-1-304-21581-9 VOY CAMINANDO Voy caminando lentamente por la noche, y recordando. La nostalgia es infinita, yo te veo en esa estrella. Tu recuerdo hace dulce el caminar, y pienso, que el amor es una espuela, que al pasar se clava y duele. Y yo sangro, y sé que sangras, porque ya no volverá a nuestros sentidos, la caricia ni el beso arrepentido, ni la lágrima, que cae blandamente en el supremo éxtasis del amor. RECUERDO Ha vuelto tu recuerdo y ese verano, la tristeza y la separación, también el verde campo, los árboles y la flor. El desencanto en el valle serrano, entre girasoles amarillos y grandes como el Sol. Tu olvido, y el poema que te escribí esa noche, el viento rugiendo en la cima de los cerros, relámpagos y truenos. Yo en el rancho, la luz de una vela brillando en la obscuridad, permitiendo que escriba mi verso más desesperado. Todo mi dolor, todo el amor y el desengaño, lo puse como pude, sobre un simple papel, esa noche de tormenta. Al poema lo tiré y no recuerdo qué escribí, con el tiempo te olvidé. No sé porque esta noche, a los años, en que estoy mirando otra montaña, igualmente abatida por una terrible tempestad, aparece la visión de tu silueta cabalgando, jinete de borrasca, sobre el viento enfurecido, azotando piedra y matorral. Volviendo presente la vivencia, de aquel amor, aquel dolor, y aquellos girasoles, grandes y bellos como un Sol. CAMPO Y DESPEDIDA La vida campesina me llevó a conocer el rigor de aquellos campos, llanuras infinitas y bañados, charco, monte y pajonal, en Santiago del Estero. Donde el sol, castiga sin piedad con su rebenque de luz, el día rural y sus trabajos, la hacienda recia, avispas lechiguanas y jumiales salineros. A la distancia el resplandor del astro, sobre el suelo overo de salitre, forma en la vista encandilada, del que va cruzando campo, Ilusiones de desierto. En el guardapatio de tu rancho, donde sombreábamos la monta, descansando hombres y bestias, después de la jornada, muchas veces te vi bailando. Tu cuerpo, remolino incandescente girando en el tierral. muchas, vi tus manos, eran alas, eran vuelos, suavizando el fuego de la danza. También vi tu adiós cuando quisiste olvidarme, lo dibujaron tus labios, lo dijo tu mirada, cuando un revuelo del pañuelo, dejó ver tu rostro niña, por la despedida arrebolado. SANTIAGO, MONTE Y AMOR Trepando la escalera del recuerdo miro en los años andariegos, volviendo a sentir la íntima soledad, de aquellos míticos montes que caminé en mis jornadas de vida rústica y rural, nutriendo mi alma con su esencia, y mi fantasía de su misterio. Transita mi añoranza, sus sendas y parajes, bajo aquel ramaje espeso, color penumbra atardecida, mientras mi espíritu se aquieta, sintiendo que encuentra como antes, armonía y remanso en su silencio. En su tupido follaje de hoja y rama, se van colando a tramos, los rayos y las luces, del sol que abrasador aflige, al que se interna en su espesura. Cuna de algarrobos y mistoles, también de talas y chañares, vinales espinudos y ásperos itines . La habitual paz de tu comarca, se altera con el movimiento y el sonido de vida animal, que habita tu entraña de madera. Por las noches se oye el clamor, del nocturno mugido de los toros, que se encuentran bebiendo las estrellas, en las silvestres aguadas de tus campos, mientras escarban la tierra con las patas, en busca de ese amor que los emboba, al mirar la luna blanca, atrayente, llamadora, que se desplaza sublime y distante por el cielo. El quebracho, centinela del monte, corajudo, derecho, vigilante, tiñó con astillas y savia colorada, el pecho, los brazos y la vida del hachero, cada vez que el filo de su acero, lastimó la carne vegetal, buscando durmientes para el tren, los postes y el tanino, que salen de su cuerpo, encarnado y montaraz. Y yo que andaba cruzando tus senderos, comerciando la hacienda arisca, que tu gente cría a lo criollo, a pasto y fruto del algarrobal, me reconocía formando parte de tu todo, de tu sustancia, tu mundo verde, tu tristeza de salitre, y la intensa, primordial forma de amar, tan agreste y tan propia como tuya, que supo enseñarme una moza, que me hizo regresar muchas veces, a probar la miel de su ternura, en el fondo umbrío de la selva, donde moraba en su nido de pantera. MONTE ARDIDO Como palos ardidos en el monte y la brasa que blanquea después que pasa el fuego, humeando despacito, quedó mi corazón, luego del adiós que murmuraste en la partida. Mis ojos te miraban siguiendo tu silueta, que se marchaba en la noche de aquella despedida, iluminada por la luna y las estrellas, tratando que yo no viera las lágrimas, que humedecían tu rostro de princesa. Cuando retomé las sendas de mi vida, en su tránsito olvidé, aquel amor de fantasía, que en su momento llenó tu vida, y la vida mía. Esta noche que la soledad volvió especial, para que se instale la nostalgia, mis ojos buscan en las sombras, para volver a ver tu cara humedecida. No puedo hacerlo, ni imaginar tu figura caminando por esa callecita serrana, alumbrada por los rayos de la luna y las estrellas. Quizá sea mejor así, que no ingreses de nuevo en mi retina, para que no recuerde tu estampa de princesa, ni el color de ese amor de fantasía. DUELE LA AUSENCIA Herida vieja, espina, despecho, un guardián que no duerme este dolor en acecho, son palabras, emociones, que llegaron a mí al escuchar la zamba, cuyas coplas tristes te encantaba el alma. Regresó del tiempo tu rostro bello, perfecto, ausente, atormentado, navegando los acordes de la dulce canción, que acompañaba con su son, nuestros cuerpos dormidos. Ocurrió sin querer, cuando la pasaron por la radio del auto, y la apagué, estacioné a un lado del camino, para controlar la emoción y sin embargo lloré. Por la memoria de esos días, por el camino pedregoso que un tiempo transité, con mi desdicha a cuestas y el corazón hecho pedazo, por la tibieza de ese nido donde al amor naciste, entre las notas de tu zamba triste. Que nunca logré olvidar y escapo cobarde, si la tocan, así el ayer no me golpea, devolviéndome tu mirada almendra, el cabello larguísimo, espeso, lacio que se mecía cadencioso, lento, al compás de la brisa, y el misterioso dibujo de tu sonrisa, que me pedía sanar tu vida, con la poesía que mi espíritu creaba, construyendo en el tuyo, armonía y calma, llenando de amor tu corazón y de paz tu alma. BUCANERA Por asalto me tomaste, Bucanera del amor, piloteando tu velero que gentil se desplazaba intentando el abordaje, vino el viento y te ayudó, y al chocar de los navíos tú saltaste sobre el mío, en feroz arremetida que sin defensa dejó a mi barco navegante de los mares del amor. Con la tremenda embestida que tu arrojo dirigió el fragor de aquella lucha en el aire se escuchó, y el gemir, y los jadeos y el murmullo de los dos, con la lágrima, el contento, los reproches y el perdón. El olor a pólvora, el sudor de los cuerpos, embriagaba; junto con el licor que se bebe en las batallas, hasta que nuestra voluntad y los sentidos quedaron exhaustos, rendidos, anhelantes. Hubo vencedores y vencidos. Se tomaron rehenes y se repartieron botines y tesoros, como marca la costumbre entre los piratas del amor. Hoy extraño esas contiendas, amor navegante, te perdiste en el horizonte de los sueños... enderezó otro rumbo el timonel..! Avezado tripulante y corsario temerario en las procelosas aguas del querer! Quizá lo vea algún día, en el diáfano mar de la esperanza, enderezando su quilla hacia mi barco, y a los gritos pedirme que me rinda y me entregue sin lucha ante su sable afilado con pasión, cortante de ternura. Y lo haré. Vive Dios que así lo haré..! sin presentar lucha en la batalla, como lo haría un navegante enamorado cuando su pirata, también enamorada, a los gritos, suplicando; en una mano la espada, los ojos empañados por el velo de la entrega, me reclame que la rinda, me reclame que la quiera, mientras salta hacia mi nave, refulgente como un astro, con el esplendor del amor. SOLO Estoy solo. Solo como antes, solo como ahora, solo como siempre. Desencuentros, olvido, distancia, amores y desamores, Son palabras, voces, que el viento susurra, llaman a mi puerta, invaden mi casa, retornan a mi vida, de una manera circular y recurrente. Regresan desde quien sabe que pretéritas edades, para instalar en mi camino, cierto rumbo, cierta pauta, cierto sino. Miro ese Destino, miro, más no le pregunto nada. Sé que es inútil, que su solemne rostro no me dará respuesta. ¡Ya no te veré...! no tendré noticia de cómo transcurren tus horas, lo cotidiano de tu día, el pormenor de tu quehacer. Me encuentro ensimismado, a lo lejos (como en la bruma de un sueño) reconozco tu figura; como siempre, me haces una sonrisa con tu cara de niña. Yo me doy vuelta, no quiero que descubras la lágrima y la pena, no quiero que contemples todo mi dolor; Solo espero, que impere en el recuerdo, la fantasía luminosa del primer amor. MISTERIO Como figuras desarticuladas en la vacilante danza de los días, nos movemos los dos. Llevados por un designio inescrutable, se acercan o alejan nuestras vidas, y se anudan o desatan fantasías, en un acontecer silencioso, sin música ni orquesta. De golpe ocurre. En uno de los giros, algo te saca afuera del baile y de los sueños. Misteriosamente, siempre me queda rondando, el halo de tu presencia, y aunque te vas apartando, dolorosa, tristemente de mi lado, estando para mí, perdida. Aún percibo el perfume de tu pelo, la armonía del roce con tu piel, y tus manos, tibias, tiernas, compañeras... INDEFENSO Indefenso estoy ante la mirada, encapotada de amor con que a veces me contemplas. Indefenso ante la caricia protectora de tu mano, con la que me vuelves pequeño y aniñado. Indefenso ante el cariño que desborda de tu pecho, ante las pequeñas cosas, que nos ocurren a los dos. Indefenso siempre estoy, ante la vivencia de este amor, que habita en lejanía. Entre la secuencia de alegrías y de adioses, que enmarca nuestra vida, donde no hay olvido; solo amor. OJALÁ En una de esas vueltas recurrentes, circulares de la vida, regresamos al punto de partida. Corrimos al encuentro de antiguas fantasías, donde sueños, fuego y luz, se avivaron, revivieron, y están ardiendo como siempre, en ese universo compartido, por un acontecer de dos. Ojalá que se eleve esta llama en llamarada, tan alta como el alto cielo. Ojalá la vivencia no se escurra, como el agua serpenteante, entre las piedras del río de la vida. Ojalá esa corriente cristalina se remanse en un cálido recodo, donde florezca cuidado por nosotros, el amor, con alegría y bendición. MÚSICA El equipo musical desgrana canciones de un viejo cantante. Su voz encantó muchas horas de mi juventud. Han pasado abriles y primaveras y lo sigue haciendo, sus melodías llegan profundo, abriendo la memoria del corazón. Por fortuna, a pesar de mi paso por el tiempo, no se desvanecieron las esencias, de los años primordiales. La cadencia sube en espiral, reviviendo el sentimiento. Me lleva pensar en ti, cuando solo eras una niña, aquella con la que caminaba por la vereda, para ir al colegio, temprano, en la mañana. Pueda ser que no termine la música y el canto, para que mi pensamiento siga puesto, en tu rostro y tu sonrisa. Pueda ser que nunca olvide como se aceleraban nuestros pulsos, al caminar por la vereda, en la mañana. Pueda ser que siempre te recuerdes, que cuando éramos todavía inocentes, nos fue permitido conocer lo que significa, la gloria de amar, y ser amados. OTOÑO El otoño está amortiguando las plantas y su color. Un clima de romance viejo se percibe en el ambiente, y se recuesta lento, en el amarillo colchón de hojas, que matiza el verde pasto del patio, en el que están, el árbol y la galería de tu casa. Allí, sentado, mirando, percibo mi corazón: es llama viva y remolino, fogonazo de amor; como era entonces y lo sigue siendo hoy. La maravilla son tus ojos...! como un fantástico espejismo, danzando entre esas llamas, me envían su mensaje: tranquilo cariño, pasan los años, pero sigo siendo el amor...! TANTAS HORAS Tantas horas de amor y muchas de soledad, anotó sobre mi alma, escribiendo con el dedo al momento de nacer, mi Creador. Risa moderada y bastante dolor, la sal del desengaño, para que dé sabor. Alegrías y tristezas en proporción, algún logro, fracasos y dudas, el adiós y la pena, compañeros todos, de camino y ocasión. Los sueños traicionados. La luz de tu presencia. Ingredientes varios, para configurar mi destino. La certeza de que al final estaré como al principio, por más que una multitud esté a mi lado; el tránsito para nacer y morir, ocurre en solitario. Me hubiera gustado que tu mano, se tomara de la mía, para en ese momento sentir, tu abrigo y compañía, e ingresar libre de temores, a la región celeste de las almas, donde hay olvido total de la forma y la materia, y de todo terreno lazo y atadura. Aunque me temo, no poder cumplir con el precepto, si llego a ver la carita de algún ángel, y tiene un hoyuelo en la mejilla, pues me hará sentir por esta tierra la nostalgia , al traerme el recuerdo del hoyuelo, en la carita tuya. NAUFRAGIO Sin tormenta ni ciclones, vientos o mares encrespados, sin despedida ni motivo, se hundió tu cariño en el olvido. Vacilantes, confusos, sorprendidos, quedaron a la deriva flotando, los restos de este amor rendido, entre las solas aguas del naufragio. Sentí que tu mano se soltaba de la mía, resbalando como las cuerdas desatadas de los nudos de la marinería. El recuerdo que tengo de esas horas, fue que al atardecer pude advertir en el infinito, el vislumbre de tus ojos que me miraban sin ver. Masticando mi soledad, pensaba si un corazón, tendrá la facultad de absolver, a otro corazón, que cuando se marcha para no volver, no tiene lágrimas, ni pena, por el ayer. ENCUENTRO DE AMOR Nos encontró el amor en un recodo de la vida, y fue un choque tan intenso, que desarmó nuestras defensas y los miedos, con que los hombres protegemos las costumbres. Sin embargo, con el amor solo, no alcanza para amar, cariño mío. Hacen falta otras cosas, más prosaicas, que no supimos manejar o comprender. Tan solo quiero, que superada la tristeza, que provoca el desencuentro y sus dolores, haya quedado como ahorro, en nuestra alma, una plétora de luz que nos sostenga. Y en nuestro corazón, sobreviva la ternura, y quede vivo el acontecer memorable de los dos. Para que luego, cuando el tiempo, haga de nosotros una nada, quede viva, triunfante y luminosa, la llama resplandeciente, con que la vida nos unió. POSIBLEMENTE Hoy he creído ver tu rostro, jirones de un sueño o cenizas de él, posiblemente sean. Cierro mis ojos, para que tu imagen se esfume, no logro evadirte, regresas a pesar mío. Voy a hacer un pacto contigo, retírate de mi ser y de mi mundo, para que yo pueda hacer lo mismo del tuyo. Entiende que ya nos dimos, todas las horas de amor que nos quedaban, lo que tuvimos de luz y refugio al sentimiento. Olvídate de mí para que tu esencia se diluya, no quiero que me envuelva como cerrada y amanecida niebla. No lo olvides. Olvídate cariño, de lo que fuimos, de lo que somos, de lo que significamos para el otro, en el azaroso juego del vivir. Soltemos todo eso hacia el azul, para que el viento se lo lleve. Que solo quede una leve sombra en nuestro rostro solitario, por la que pueda descubrirse que por allí pasó el amor. Que nos dejó, no cabe duda, la mirada nublada con ausencia y la sonrisa tristona y vagabunda, consecuencias de un corazón que se fractura QUIZÁ Quizás pasemos lo que nos resta de vida reprochándonos, por no intentar construir el futuro cuando debimos. No supimos defender el amor que nos sentimos, en el instante en tu mirada se posó sobre la mía. Los corazones latiendo al unísono compás, desenfrenados por la turbulencia del amor. En los juveniles años, donde se ama sin engaño, nos buscábamos hambrientos, caminando, los ojos llenos de amor, la sangre ligera por las venas, los labios llenos del sabor, que tenían nuestras bocas, por los besos candentes que nos dimos, y la caricia contenta y aniñada. Y ahora que no hicimos lo debido los corazones están arrepentidos, pero la vida no vuelve para atrás. Sigue adelante como un río, condenándonos a silencio y soledad, tratando de buscar piadoso olvido. TE ACUERDAS Todavía recuerdas, el paso del tiempo no borró las cosas compartidas..? el anhelo de vernos y sentirnos más allá de las palabras más allá del mundo, donde solo importaba la presencia de mi vida con la tuya, para crear un universo de loca fantasía. Hoy el rumbo de tu vida, el sentido de tu historia, distante de la vida y la historia mía, siguiendo otra estrella, en el mar del ancho cielo. No logro desaparecer tu imagen, ni entender el mapa trazado por el Cielo, para que caminemos esta senda, en esta vida, con nuestro amor delante y el destino en contra, Me encuentro rodeado por la melancolía y la despierta memoria, de las cosas que nos atan y también de las otras; las que impiden que la luz de la estrella nos alumbre, y ampare el amor que nos sentimos. Y así será amor, Tus ojos y tu sonrisa caminando por otras latitudes. Y yo, yo en la senda esperando, el corazón henchido todavía por la última mirada. Y el alma, tratando de conectarse con la tuya, enviándote misivas de amor, para que la tuya la reciba y se sienta segura y protegida con el mensaje que le mandó la mía. DONDE ANDARÁS Donde andarás dejando tu huella, la estela de tu ser y el destello de tus ojos que iluminaron mi mundo solitario, y los despojos que la tormenta me dejó. Representaste para mí tantas cosas que no las puedo enumerar. a veces siento tanta pena por nosotros como nunca podrás imaginar. Yo quisiera escribir un verso dorado que nos explique a los dos; pero no me sale, la tristeza me rebasa, las palabras suenan yermas, y el corazón está muerto y no lo sabe. Qué lástima amor que no pueda, o deba ser, lo que nos prometimos.. ! la vida nos herirá, aprovechando la debilidad del infortunio que buscamos. Mientras tanto nos aroma el perfume que tenue, tras la separación, ha quedado impregnando nuestra vida, y el mundo de la emoción. MANSAMENTE Remozaste el viejo tronco, retoñaron ya sus ramas, que golpeadas por los vientos de la vida, se encontraban a lo largo del sendero, desgajadas, escondidas, del ardiente sol de la existencia, sin el fluido esencial que este provoca, fruteciendo el espíritu del hombre, al revolver la sangre triste de los cuerpos, con un cucharón de amor. Mansamente, te metiste en el torrente de mis venas, navegadas por sueños, tripulados de ausencia y de dolor; cuando en ese primer beso, largo, casi interminable, te sentí profundamente mía. Vibró entonces nuevamente, cuando vi en tus grandes ojos la armoniosa melodía de lo puro y de lo bello, aquel punto ya apagado en mi alma de poeta. Aunque dejes de quererme, o que no me hayas querido, no me importa lo que he sido en tu enorme corazón; vivirás en el rincón más amable de mi alma, ya sin fin. QUE LEJOS Qué lejos estás y no sé donde, quisiera saber de tus días y tus cosas. Irás detrás de otros sueños, distintos de aquellos, que nacían de las fantasías de entonces, donde la curiosidad y el asombro señalaban el rumbo, que llenaba de contenido la existencia, hoy solo nostalgias... Transitamos caminos diferentes, experimentando vida, nunca se me fue el dolor de dejarte tan sin porqué. A los años me buscaste y no me dejé encontrar, no podía, no debía... estaba en una encrucijada, un lazo de honor ataba mi destino. Menos mal que me quedó tu candor adolescente, y el manso refusilo de tus ojos verdes, menos mal que conservé la memoria de la urgencia, que teníamos por mezclar la saliva con los besos, y el presentimiento, casi la certeza, de que me sigues amando. Menos mal que nada se borró, para seguirte recordando y esperando... REMORDIMIENTOS Remordimientos tengo desde el día, que sin motivo ni piedad, me aparté de tu lado sin adiós y sin después. No tuve en cuenta tu dolor ni la humillación, del amor abandonado, quería libertad para andar y conocer, lejos de tu lado. Y aquí estoy, herido por la vida y todos los desengaños, transitando mis últimos años, sabiendo que ya nunca te volveré a ver. No podré decirte lo mucho que te quise, ni cuanta falta me hiciste, a lo largo de mi vida triste. Mejor así para que la confesión no te lastime, que solo tengas memoria, que fuimos uno compartiendo en este camino, el amor y la pasión.
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