Un poema
Publicado en Aug 10, 2013
Abro la puerta de mi casa pero no hay puerta ni siquiera casa. Hay un camino de tierra hacia el despojo. Vengo a besar a mis animales del delirio. A mis peces durmientes. Golpeo la puerta. Grito para que me abran. Pero no hay nadie. Ni siquiera el viento moviendo las ramas de un árbol invisible. Se oye una canción. Pero es el alma hueca de los desposeídos que llora. A dónde ir? Soy un niño extraviado que se hace amigo de su exilio. Él conoce todos los secretos del extraño parque donde yo jugaba en ceremonias desaparecidas. - Los muertos. Mi canto es para ellos.
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