A LA ESPERA
Publicado en Aug 13, 2013
“La paciencia es una virtud”
He escuchado esta frase hasta el hartazgo, en mil y un variaciones, de la boca de mi padre, de la de mi madre, de la de mis maestros... Una y otra vez esa frase asaltó mis sentidos, y cada una de esas veces fui reacio a escuchar, pues desde siempre he sido una persona ansiosa. Nunca me ha gustado esperar por nada, por más pequeña que fuera la espera; pero hoy hay algo por lo que estoy dispuesto a esperar, algo por lo que vale la pena ser paciente, y me es fácil esperar porque sé que mi recompensa superará todo el pesar que me provoca mi terca ansiedad. Sentado de cara a la puerta espero pacientemente tu llegada. La promesa de un mañana perfecto es lo que me ha mantenido vivo. Vivo y esperando. Sufrí muchos días en los que la esperanza amenazó con abandonarme; mas esa misma promesa me mantuvo de pie, me mantiene todavía de pie. Hoy, bajo los ojos de la noche, y con el corazón engrandecido de felicidad, sé que vendrás… Sé que hoy sí vendrás. Te daré la bienvenida con los brazos abiertos para dejar que te fundas en mí, para sentir sobre mi piel tu respiración… Tomaré tu mano y te invitaré a la alcoba, donde seré yo el que se fundirá en la infinidad de tu ser. Nos ahogaremos juntos poco a poco en un vaivén de éxtasis, y ya no habrá mal que me aqueje, ninguna preocupación que invada mi cabeza, no habrá nada ni nadie en el mundo más que tú y yo unidos bajo las melodías de la calma y el delirio… unidos en mi último baile. Pero todas estas fantasías han de esperar un poco más, sólo un poco más. Ya pocas horas me separan de ti, de tu abrazo, de ser feliz. Con toda calma espero donde siempre he estado desde tu partida, en el lugar exacto donde me dejaste: frente a la puerta; a la espera de tu aliento, de tu abrazo, de tu tacto… a la espera de ti, mi amada y dulce muerte.
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Nicole Bass
Milford F. Peynado
kalutavon
Milford F. Peynado