El sentido de la vida y la autonomía moral.
Publicado en Aug 27, 2013
¿Preguntas por el sentido de la vida? ¿El por qué de la existencia? No tiene sentido alguno, por eso el yo (individuo) se protege con ilusiones. La existencia tiene tantos y tantos sentidos como se quiera encontrar.
El gran problema es que la mayoría de las personas jamás comprenden la realidad de la cuestión; y es que cada uno debe ser capaz de encontrar su propia respuesta a tal pregunta. Pero el rebaño, inocente y atemorizado, se altera y se amontona al sentir las tormentas del ser, al oír los truenos y ver los centelleantes relámpagos, fenómenos que no comprenden y por ello temen. De esta forma, las religiones y más adelante las ciencias, nacieron para dar respuesta a preguntas que se creían incontestables, oscuros interrogantes capaces de llevar a la locura a un hombre, cargas demasiado pesadas para espíritus débiles. Desde el siglo de las luces, nos llega un vez más la señal de que nuestra mejor herramienta, la razón, debe ponerse en marcha para que cada persona pueda convertirse en un ciudadano con autonomía moral, que juzga las respuestas establecidas, y crea las suyas propias. Cada ser humano debe tomar las riendas de su destino, en vez de confiarlas a unos ideales ajenos, a un Dios que agoniza, o a unos hombres que manipularán su voluntad en provecho propio, llámense capitalistas o neoliberales, cuyo Dios es el dinero. Para exponer este planteamiento con mayor detalle, voy a ilustrarlo con tres ejemplos, que considero las respuestas más extendidas a día de hoy (de no ser así ruego se comente y se entable un constructivo debate). La muerte como sentido de la vida. Este argumento tiene múltiples doctrinas e interpretaciones, pero en nuestra cultura cabe sin duda destacar el cristianismo, cuya doctrina nos lleva a convencernos de que esta vida terrenal es un "valle de lágrimas" el cual abandonaremos al morir nuestro cuerpo mortal y pecaminoso para ascender al eterno paraíso, si actuamos acorde con la moral y la doctrina cristiana, de lo contrario, nuestro alma arderá por siempre en el infierno. Debo decir que esta forma de existir es todo un menosprecio a la vida. La supervivencia del más fuerte (del más apto) como sentido de la vida. Esta propuesta, fue formulada por C. Darwin en el siglo XlX, dejando a un lado la teoría de la evolución, define el sentido de la vida de cada individuo desde un punto de vista científico, éste sería sobrevivir el tiempo suficiente para poder reproducirse y perpetuar así la especie y los genes propios con la descendencia. Es posible que sea el argumento más racional utilizado para responder cuestiones a cerca del orígen de la vida y ontológicas. Sin embargo, para algunos, desde el punto de vista filosófico, no profundiza lo suficiente en las fuerzas de la naturaleza y por tanto, de la vida. El instinto de autosuperación (de autoafirmación) como sentido de la vida. Una respuesta mucho menos común que las anteriores, reservada a aquellos que no creen en la cognoscibilidad de la realidad, a quienes rehusan de las esencias, o las aceptan conociendo los errores y engaños a los que inducen. Este ambicioso instinto se halla en todas las formas de vida, desde los organismos unicelulares hasta los mamíferos y vegetales superiores, ya que todas las fuerzas de la naturaleza luchan entre sí desde que nacen para autoafirmarse unas frente a otras, para crecer, para ser más. El sentido de la vida es pues una lucha de fuerzas que tratan de imponerse, utilizando todos los medios que la naturaleza les ha otorgado. Por esto, cada ser es un fin en sí mismo, una fuerza afirmativa que trata de expandirse.
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