Tras mucha fatiga, mucha sed, olvidar el agua en casa, bastantes frases de "automotivación", canciones y placeres, he llegado a este lugar privilegiado; gracias a mi cabezonería y mi juventud (inexperiencia, ímpetu e inocencia). Desde aquí, puedo avistar con ojo de halcón un extenso territorio en todas direcciones. Me encuentro en el segundo o tercer pico más alto en muchos kilómetros a la redonda, es maravilloso.
Me quedaría tumbado sobre esta roca, escribiendo sobre mi pierna izquierda todo el día, así como leyendo y observando el cielo infinito. Pero la falta de agua se hace notar; la sed trepa hasta mi garganta, enroscándose en ella, añadiendo una dificultad extra a mi aventura de hoy. A pesar de los rasguños y el cansancio, la tranquilidad y el reposo que aquí siento no pueden ser igualados de ninguna otra forma.