El interés es expresión de motivación para llevar a cabo cualquier actividad, en este caso, la de aprender. Cuando el alumno se interesa por un tema aumenta su curiosidad desarrollando así la voluntad de aprender, a través del amor al saber. ¿Problema? El interés no puede forzarse ni fabricarse, ha de surgir de forma natural. Aunque esto no debiera ser un problema ya que, como dijo Aristóteles: "Todos los hombres aman el saber". Sin embargo, no sucede así.

Llegados a este punto deberíamos enfocar el debate de otra manera. Quiero creer que los ideales que nacieron en la Ilustración aún pueden alumbrar nuestro camino, que todos los seres humanos llegarán a ser algún día dueños de sus propias conciencias, una humanidad "despierta" y capaz es posible. Por eso todos somos iguales y la educaicón superior debe estar abierta a todo el mundo. Sin embargo, aun habiendo casi eliminado la analfabetización en el "primer mundo" y haber expandido la cultura, paréceme que nos hallamos immersos en un profundo estancamiento. Ojalá me equivoque pero, es posible que el degradamiento social que vivimos sea consecuencia de la expansión de la educación. Y que la mediocridad, la nueva norma, lo haya inundado todo. Y lo peor de todo, es que la única alternativa a dicha norma es la competividad por ser más productivo, la sombra de la materializada mano del sistema que nos aplasta. Hoy por hoy, el interés de la mayoría, es incapaz de abandonar lo superfluo, el pueblo llano sigue siendo llano, el rebaño sigue bramando con miedo.
Y yo no encuentro por ningún lado a mi generación de valientes jóvenes intelectuales organizándose para cambiar el mundo. Sólo mentecatos, ególatras y adoradores de ídolos. ¿Dónde están? -me pregunto-. ¿A caso existís? -os pregunto-.