13/8/13

Querida Belén,
no sé cuándo podré hacerte llegaresta carta, pero no me importa, ahora te escribo desde uno de los lugares más hermosos que jamás he visto, nada menos que el emblemático agujero de la llamada "Peña agujereada (aujereá)", no hace falta que te diga porqué se llama así.

Siendo consciente de que no recibiré ninguna otra carta tuya hasta que no te envíe yo algo que responder (cosas de tu proceder lógico habitual), debes saber que planeo enviarte un escrito por cada mes del estío que transcurra. Aun habiendo pasado todo julio a tu lado, viviendo cosas bellas que han hecho de este verano sin duda algo hermoso. Más único de los habitual. Por eso esta epístola se titula "Julio".

Me hallo en estado de regeneradora inspiración, no es algo tan extasiante como pudiese suceder, sino más bien canalizado, las montañas y el cielo me brindan sus maravillas, aportando a mi mente todo lo que necesita.

La comida, en todas partes buena, hecha con amor. La gente, tan desenfadada como siempre por aquí, aunque jóvenes y adultos empiezan a compartir mismo problemas: no hay dinero. Y frente a los malos empresarios no hay la resistencia obrera que debiera, propia de otro tiempo. Pero a pesar de los reveses confío en que cada propietario y cada cooperativa resistan estos tiempos y sus correspondientes vicisitudes.
Sin más, me despido.
Te quiere y te echa en falta, tu "fiel" más que amigo Carles.