Me siento tan cansada de llorar, nadie ha logrado imaginar siquiera cómo estoy, la vida continúa su curso normal y yo aquí... con el alma hundida en un océano de silencio, de soledad... tantas angustias y nadie puede mitigar este dolor, nadie puede comprender mi sentir, nadie puede escuchar lo que tengo que decir...
Abrazo día  a día aquellos hermosos recuerdos que viví en más de una ocasión, y todo para intentar olvidar sentir miedo, ese miedo inmenso ante lo que está por venir... ya ni siquiera escucho mi propio corazón, mi alma está inquieta, ha ido perdiendo la brillante luz que algún día tuvo...
Dios mío, qué sola me siento... me he mirado al espejo y veo un pálido reflejo de lo que alguna vez fui, me pregunto ¿qué ha sido de mí? Se está comenzando a morir mi esperanza, ya no encuentro salvación y nadie puede despertarme de este letargo que ha comenzado  a envolverme lentamente...
Ya ni siquiera escucho las palabras de amor que antes solía escuchar... ¿qué está sucediendo? ¿qué más quieres que te entregue si me estoy sintiendo tan vacía, tan desolada, tan alejada de todo y de todos?
Qué sola estoy,  aún cuando hay personas a mi alrededor... ya no escucho tu voz, ya no siento tu amor... no veo un camino que pueda seguir, las huellas que iban delante, ya no están... me faltan las fuerzas para continuar sola por este sendero... necesito de tí, de tu fuerza, de tu amor...
Estoy a punto de perderme para siempre... ayúdame a reencontrar mi camino, sé mi luz, sé mi guía, sé mi apoyo... no quiero seguir así... ¡ayúdame!