El canoso más petizo. Tal vez suponiendo que se escondía en estas palabras un tiro por elevación hacia él, quiso defenderse:
_ ¿Y qué? Crees que estás descubriendo la verdad más perfecta del fútbol mundial aún no revelada. Porque si es así, lamento desilusionarte. Porque eso que decís es una obviedad. Todos conocemos los pros y los contras de una inversión del tipo que venimos realizando nosotros como sociedad creada para tal fin. Y algunos aciertos importantes creo que hemos tenido. La rentabilidad de esos negocios que nos han salido bien no está para nada mal si las comparamos con la que podemos obtener cada uno de nosotros en nuestros negocios particulares por fuera de éste. ¿O me van a decir que ustedes esperaban mayores utilidades?
El narigón bajó el nivel de ofuscación.
_ No apunto a nada y a nadie en particular. Somos grandes y encaramos este negocio porque suponíamos que era rentable y todo lo que ganemos va a ser bienvenido. Solo que pienso que debemos tener en cuenta los puntos en los que hemos fallado para tratar de ganar más. ¿O no quisieran ganar más ustedes? En nuestro caso hemos tenido dos casos en los que nos ha ido bien y después 11 en los que no hemos tenido todavía resultados y algunos ya se han malogrado y no hay grandes expectativas sobre ellos.
El canoso, abruptamente, cortó a su interlocutor. Los otros guardaban silencio.
_ Sí, pero esos dos jugadores se han justificado nuestras inversiones. Con uno solo de ellos. No veo por qué tanto celo ahora que decidimos elegir de nuevo dos o tres muchachos para incorporar al proyecto.
Uno de los dos que no había intervenido quiso hablar. Se trataba de un muchacho de unos treinta años y tres años, que era a su misma vez el más joven y el más apuesto.
_ Está bien lo que dice usted don Luca. Con un jugador salvamos la inversión. Eso es cierto, reitero. Pero también debemos hacer un balance y ver qué ha sucedido en este tiempo. Y por qué solamente han redituado dos casos nada más, en la medida en que nosotros esperábamos. ¿Por qué fallamos en más de diez casos? Cuáles fueran las causales de los errores, ahí está el quid de la situación. El aspecto más interesante para analizar. Comprobar aún con dolor que tal vez nosotros no estamos capacitados para elegir los jugadores. Que deberíamos tener un entrenador que se encargue de  seleccionarlos. Porque una cosa es ver al jugador ya consolidado en la platea del estadio de la Roma o Juventus y otra muy distinta es ver en vivo y en directo a un talento en ciernes que se mueve en un medio precario, con jugadores muy inferiores a él y entonces cualquiera que tenga un talento se va a destacar… pero por ahí su talento no le alcanza para jugar en el Manchester United o el Bayer Munich. Y nosotros debemos apuntar a eso y no amontonar jugadores que apenas si juegan en una segunda de Italia o que naufragan en equipos pequeños de primera.
Tomó un respiro y completó la idea.
_ Además tenemos que ver si el muchacho se va a aguantar el desprendimiento de cuajo de su hogar. Los hay algunos que todavía no se adaptan a la vida de Europa y se regresan a Brasil ante el menor inconveniente. Tenemos que trabajar también ese aspecto. Digo tenerlo en cuenta, charlar con la familia, saber si el muchacho y la familia están lo suficientemente maduros para el máximo nivel.
El cuarto hombre era calvo y tenía un tono de voz gritón.
_ Absolutamente de acuerdo con el joven Artemio. Creo que él ha dado en el blanco con una puntería digna de destacarla. Por ahí deberíamos contratar a un ex jugador para que viaje al sur de América o al África y que él sea quién que jugador sea potable para el proyecto y cuál no lo sea. O que directamente tengamos alguna persona de referencia en aquellos lugares y que se mueva y nos vaya pasando los informes. Porque en los últimos tres años ha sido catastrófico para nosotros. No hemos acertado con ningún jugador. Y eso es una falla demasiado importante nuestra. Yo me hago cargo de la parte que me toca. No es que busque excusas y nadie debe sentirse perseguido ni tampoco vamos a empezar ahora con las acusaciones porque eso no conduce a puerto alguno. Creo que no debemos pecar de soberbios en esto.
El narigón participó de nuevo.
_ O en todo caso tener veedores, eso me parece más viable. Que sean de aquellos lugares o alguien que se vaya a radicar en esos lugares. Que nos marquen la joya en potencia y después nos encargamos nosotros de conseguirle el club y de acomodar la cuestión legal. Cada uno debe tener bien delimitada la zona en la que se debe mover y tener peso.
El más joven asintió silencioso. Asentimiento en forma de mueca y mecánico movimiento de cabeza.
El gritón rompió ese lapso de silencio.
_ Yo conozco a mucha gente en Brasil que se puede encargar de marcarnos buenas perlas de las favelas…
El narigón agregó:
_ Eso estaría por verse. No hay que apurarse. Todos tenemos nuestros conocidos en el mundo del fútbol. Pero lo charlaremos en la próxima reunión. Estaremos en contacto. Lo que no podemos es caer de nuevo en el error que tuvimos en el último viaje de Gian Luca hace ya casi 3 años que se trajeron 4 chicos de paseo a Europa y ahora están retirados del fútbol en la Argentina. Estaban muy lejos de los niveles pretendidos.
Gian Luca, el canoso más petizo, se sonrojó en el preciso instante en que los demás concurrentes abandonaban la sala y lo dejaban en su mundo de negocios fuera del fútbol. Una vez que todos se fueron, se apoltronó en su sillón de director, se acordó de Maschio que lo hizo blanco de todas las burlas por lo mal que jugó el muchacho en Europa. A los 10 minutos llamó a la secretaria.
En la otra sala, la de las almas deshilachadas, las penumbras gobernaban hasta que a las 19:00 se encendieron pobremente las luces del lugar. El hastío y sueño ya ganaban el partido por goleada a esa altura del día.