Desagradable día de pesca
Publicado en Sep 13, 2013
Nicolás descendió por la barranca cubierta de vegetación hacia el río. Había dejado su coche en el camino de tierra a unos doscientos metros atrás. Llevaba su caña de pescar en una mano, y en una escarcela colgada a su espalda, los demás elementos de pesca junto a una modesta merienda.
Hacía ya varios años que por un motivo u otro, no salía de pesca, a pesar de que era uno de sus vicios favoritos. Siempre buscaba un lugar bastante apartado de la ciudad, pues le fascinaba la soledad junto al río, donde solo se escuchara el alboroto de algunas aves y el croar de las ranas. Caminó hacia la sombra de un sauce y acomodó sus pertenencias sobre un tronco de un árbol caído. Armó su caña y realizo su primer lance. Estaba sentado sobre ese tronco con la caña en sus manos y la mirada fija en una botella que navegaba a la deriva por la fuerza de la corriente del río, cuando de pronto se sobresaltó al sentir una mano pequeña que se apoyaba en su espalda. Al darse vuelta deprisa, vio parada junto a él, a una niña de unos doce años mirándolo. Era de una tez muy pálida, ojerosa y una mirada triste. -Y tú que haces aquí? – le preguntó sorprendido. -No es allí donde debes buscar – le contestó ella. – tienes que lanzar más a la derecha. -Como sabes?, ya has venido a pescar aquí?, cual es tu nombre?. -Soy Jessica y ya te he dicho, tienes que buscar más a la derecha. Nicolás recogió desganadamente su tanza, ya que todavía no había tenido ningún pique y decidió hacerle caso. Volvió a encarnar y lanzó un poco más a la derecha de donde lo había hecho antes. Estaba por hacerle otra pregunta cuando sintió un pique. Pegó un cañazo hacia atrás y comenzó a recoger. –Creo que tenías razón – dijo mientras observaba que en el anzuelo venía enganchado un pequeño bagre. Lo liberó del anzuelo –es muy pequeño- dijo y lo depositó nuevamente en el río. -¡No…no! Más a la derecha- le ordenó la niña. -Mas a la derecha hay muchos juncos, voy a terminar enganchando en ellos- dijo Nicolás sin lanzar nuevamente. – con quien estás aquí? Donde están tus padres?- -Hace unos días que estoy sola, pero hazme caso y lanza sobre los juncos de la derecha- Sin saber por que motivo la obedeció, Nicolás lanzó sobre los juncos, se quedó un rato esperando algún pique y al ver que no picaba ningún pez, comenzó a recoger de nuevo. En ese momento siente que la tanza queda tirante. –ya se me enganchó en los juncos, por que te habré hecho caso- dijo dándose vuelta para mirar a la niña. Pero grande fue su sorpresa cuando comprobó que ella no estaba ya detrás de él. Miró hacia los lados, hacia arriba de la barranca, y al no encontrarla siguió recogiendo, con fuerza, la tanza. Como la caña se le doblaba demasiado, optó por tomar directamente la tanza y tirar de ella, metiéndose un poco al agua. Sintió Nicolás un escalofrío muy fuerte cuando se aflojo la tanza y vio enganchado a su anzuelo un cuerpo de nena flotando en el agua. Y al mirar bien, ve que el vestido es el mismo de la nena que lo acompañaba anteriormente. Horrorizado, dejo todo allí y subió apresuradamente la barranca. Corrió hasta su auto, tomó el teléfono móvil del interior y llamó a la policía. Cuando estos llegaron les mostró el lugar donde se encontraba el cuerpecito de la niña, pero no se animó a contarles lo de la niña que estuvo a su lado. Esperó sobre la barranca hasta que un policía se arrimó y le dijo – es el cuerpo de Jessica Lerosky, estaba desaparecida desde hace tres días. Nicolás no volvió a salir de pesca por otros cuantos años. Cuando lo hizo fue en compañía de amigos y a lugares más concurridos.
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Enrique Gonzlez Matas
ENHORABUENA CON MI ABRAZO.
Roberto Funes
kalutavon
Roberto Funes