CONFESIÓN (+18) (No apto para menores de edad)
Publicado en Sep 20, 2013
He de hacerte una confesión: tengo ganas de habitarte. De hacer de ti mi casa, mi refugio, mi nido, mi redención. Que seas mi amante, bálsamo y universo. Sentarte en el sillón de mi casa, abrirte las piernas tiernas que tienes, y masturbarte por debajo de la falda. Palpar tu vulva, tus labios mojados, en lo que te beso y te muerdo dulcemente la boca. Bajar tu blusa de donde se desparramen, álgidos y altivos, tus pechos frondosos y blandos, de pezones rosáceos y erectos. Tengo ganas de besarte, de recorrerte de norte a sur, de este a oeste con mis besos, con mis mordidas, con mis caricias; he de masturbarte hasta que te vengas, hasta que te sacudas y la electricidad de tu orgasmo sea tal que a los dos nos salgan alas. Hagamos el amor en la lubricidad de los ángeles caídos, en los pasajes bíblicos más moralinos. Tengo ganas de no hacer nada, sólo sentarme en el suelo, frente a ti mientras tú frotas tus pechos y pellizcas tus pezores, mientras pasas las delicadas palmas de tus manos sobre tus muslos; me encantaría verte así, ardiente y ansiosa, abierta y divina, lista para mí. Me gustaría verte directo a los ojos mientras te masturbas, observar a detalle el movimiento de tus manos, de tu cadera, de tu pelvis, de tus pies; mirar tu cabello agitarse, tus labios entreabrise, así, como si fueran una puerta al placer más delicioso, tus labios de colores que hipnotizan mi voluntad. Tengo ganas de anidarte, de verte con el cabello sobre la cara, disfrutando la noche que entra por la ventana con su poesía de viento y ruido natural. De arrodillarme frente a ti, llamarte mi diosa, y lamer tus muslos muy suavecito, para ir subiendo y encontrar tu humedad que quema la lengua, el ácido que me embriaga y me alucina, la sal que me transtorna. Hacer el ritual de boca adentro, acariciar con mi nariz tu clítoris, ser tu esclavo allí, entre tus piernas, un condenado a tu infinito infierno. Y luego sin más palabras, sin hablar, meter mi verga erecta en tu boca, para callarte, para callarme. Poseerte es serte, poseerte es ser poseído; hundo en ti mi verga hinchada, llena, fuerte. Y te invito al delirio, al éxtasis. Te levanto y me siento en tu lugar; tú te sientas sobre mi miembro, frotándolo con una suavidad que parece, por instantes, suspender el tiempo. Eres mi diosa, te repito, y te agitas sobre mi erección, usas técnicas que no había imaginado... Me trastornas, me nublas el juicio y es una delicia sentirme dentro de ti, pero aún así, como hionotizado, como guiado por la fuerza invisible de tu brujería y seducción. Tengo ganas de eso. Tengo ganas de amarte y verte así, tendida, con mi dulce semilla resbalando de tu entrepierna; y yo besándote y mordiéndote los labios, abrazándote fuerte a mi pecho para no dejarte ir.
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Karolyn Paternina.
Getzeman Gonzlez
Saludos.
Guillermo Capece
Saludos
Guillermo
Getzeman Gonzlez
Es cierto, la pasión es humana, demasiado humana. Saludos.
LAPIZ ESCRIBE
Getzeman Gonzlez
Saludos.