¿Si conoces mis miedos, porque me asustas? ¿Si me ves débil porque no me ayudas? ¿Que se supone que debo hacer? ¿Se supone que tengo que morir lentamente? ¿Se supone que tengo ignorar los recuerdos más dulces de tu ser? ¿Se supone que para ti el vacante de mi ser te permite ser? ¿Se supone que los cielos que anhelo conocer se deshagan por miedo a conocer? ¿Puede mi corazón entender que anhelas que mi destino no cruce el tuyo? ¿Puede mi corazón soportar el desprecio de tu cambiante querer? ¿Puedo soltarme en las manos de mi Amor esperando que me lleve aquel lugar donde habrá paz? ¿Puedo negar los segundos que pasan y las altas corrientes de este anhelo que crece por ti? ¿Puede ser que mis versos puedan llenar un libro y ni siquiera tocar tu corazón?                        En mis preguntas, anhelos, y miedos se pierde mi corazón. Torpe siempre he sido para saber querer.  Tonto para saber retener mi corazón. Imprudente para dejar que mis letras expliquen los pensamiento que me asechan cada segundo. De alguna manera dejándolo aquí mi corazón se libra de tanto pensar. En todo lugar quiero estar menos en la jaula de tu querer. Pues lentamente siento la tortura de este querer. Lentamente el tiempo pasa y antes que pueda retener mi orgullo, este lanza sus injurias a mi misma estima. ¿Qué hare en medio de esta noche cuyas tinieblas cubren la luna? ¿Qué hare cuando finalmente entienda tu lenguaje? ¿Qué hare cuando ya no pueda más? ¿Qué hare cuando mis letras no sean suficientes? ¿Qué hare?
                        Dejarte ser esa rosa que no debe ser cortada solo admirada. Entender que este no es mi jardín. Entender que en tu corazón no encuentro un rincón donde habitar. Entender que no podrás. Entender que me lance al vacio y no me importo caer en el. El dolor del golpe apenas y adormece esta realidad. La herida anhelo no sea sanada. Quiero que ella hable por mí.  Que sea ella quien diga estoy aquí porque te ame. Estoy aquí porque vales la guerra y vales más que el ejército de mis fuerzas.  Estoy aquí y no quiero ser tocada. Algún día pero ahorita no. Quiero verla y decirme que valió el intento. Finalmente se lo que hare esta noche. Dejare mi presente ser, como aprendí en mi pasado y que olvide por mi presente. Dejare que los tiempos de los cuales El me habla sean suficientes. Dejare que sus promesas me traigan paz. Dejare que mi herida contemple la suya. Tal comparación es cínica. Pero en esta noche dejare que mi cinismo quede manifiesto. Pues las cataratas rugen y de mi corazón nacen estas razones.