Puedes ser egoísta y sólo mirar por ti siempre, o puedes ser egoísta y sólo hacerlo de vez en cuando.
Para mí el egoísmo es hedonismo, y éste no se halla implícito en las acciones humanas.
Yo no creo en las buenas personas, tampoco en el mal por el mal, pienso que todo mal es efectuado en pos del bien del individuo que lo lleva a cabo.
Hoy en día, el ser buena persona ha sido confundido, se ha puesto al alcance de todo el mundo, el poder recibir tal retribución: en ciertas acciones valoradas positivamente a nivel social nos sentimos bien, estamos siendo buenos, hasta el punto de que se torna más importante el significado que la acción en sí. Llevar a cabo acciones nimias y puntuales acorde con los valores cívicos no te hace ser bueno.
Obrar mal de forma no consciente no nos hace buenos, así como algo inocuo no tiene por qué sanar. En un mundo globalizado, los habitantes del primer mundo tenemos las manos manchadas de sangre, la balanza es siempre negativa: estamos podridos.

Hacer de tu vida algo grande y con ello mejorar el mundo por poco que sea, de la manera que sea, eso es ser bueno.
Y esto va más allá de que yo piense que hay que escapar del bien y el mal para poder valorar objetivamente las acciones. Más allá del deber; donde se halla la libertad de obrar y crear por cuenta propia, ¡hágase autónoma la conciencia!