SENSACIONES Y TEMORES
Publicado en Sep 22, 2013
Aquí estoy nuevamente... enfrentada a asumir lo que esperaba no llegara tan pronto, pero así debe ser... ha llegado la hora de enfrentar nuevamente el ingreso a un pabellón quirúrgico.
No quería pensar en este momento, pero lamentablemente debo hacerlo y pronto; ya que dentro de una semana estimada estaré de cara a mi temor más grande que es estar frente a la cirugía que cambiará radicalmente mi vida, aún cuando he intentado ser fuerte y seguir adelante... No todos comprenden que este inmenso temor se debe no a la mastectomía en sí, sino por el contrario, a los procedimientos que conlleva la misma; ya que es una cirugía bastante complicada. Creo que he cansado a mi médico con tantas interrogantes planteadas de mil formas, pero siempre llego al punto esencial: mi temor ante las anestesias... no quiero sentir más pinchazos, no quiero más sustos como los que experimenté con la cirugía anterior, aún cuando fue con anestesia local, sufrí bastante como para no querer ver ni estar de nuevo en una mesa quirúrgica. El mismo médico me dijo que había sido una experiencia traumática, pero me asegura que él no cometerá los mismos errores conmigo, al ser ésta una intervención mayor, y que durará un tiempo bastante prolongado... aproximadamente se demoran de 2 a 3 horas... y quizás un poco más. Tengo mi fe puesta en las manos de Dios y de este médico... pero aún así siento un temor intenso... nunca había sentido de esta manera, y eso que he pasado varias veces por un quirófano, pero esta vez tengo que ser muy honesta y lo diré sin anestesia: pienso que no despertaré... Quizás muchos de ustedes piensen que soy alaraca, pero no... cuando ustedes logren calzar en mis zapatos o como yo digo sin adornos, cuando estén en mi pellejo, sentirán este temor y quizás muchos más... Soy creyente, como he dicho en más de una ocasión, pero he pensado en Cristo... estuvo preparándose por años, estuvo 40 días en el desierto y fue tentado por el demonio, lloró en el huerto antes de ser apresado, y finalmente entregó su vida para lavar el pecado de la humanidad en la tierra; y yo he tenido poco tiempo para asumir todo esto de golpe:primero el diagnóstico de esta enfermedad, el ir y venir con tu bolso para varias hospitalizaciones, luego la cirugía para insertar un catéter reservorio subcutáneo para iniciar posteriormente un proceso de quimioterapias y ahora afrontar esta cirugía tan grande... Si a esto le agregamos que durante todo este proceso no tuve apoyo psicológico por parte de la profesional que tiene Oncología...imaginen entonces cómo ha sido mi proceso interior, ese proceso que debía asumir en conjunto a mi grupo familiar, pero que en realidad nunca llegó y en resumidas cuentas he asimilado casi todo esto sola, tratando de que no afecte demasiado a mi hijo y que mi esposo comprenda y me acompañe en este calvario. Gracias a Dios hemos resultado ser bastante fuertes, o al menos así lo hemos demostrado frente a los demás... a pesar de existir momentos en los cuales he preferido estar sola, mi esposo por otro lado, se ha volcado a su trabajo y mi hijo al colegio... pero yo sigo estando sola en casa, dándole vueltas segundo a segundo a toda esta situación. Ya sólo me resta esperar a que suene el teléfono en casa para saber que al día siguiente estaré nuevamente hospitalizada y comenzará otra vez el bombardeo de exámenes, las vampiras me atacarán para lograr extraer mi valiosa sangre... me volverán a hacer miles de preguntas, y deberé tener la paciencia de un santo para responder a todas y cada una de ellas... ¿Quién podría resistir vivir esta situación?¿Alguno de ustedes lo haría? Sólo confío en que esta situación pase y termine pronto, ya que mi mente se encuentra abatida de tanto pensar...no quiero seguir pensando, no quiero más dolor, no quiero más palabras de aliento instándome a confiar en esto o en aquello, ya siento que me rebelo ante todo...quizás sea natural, no lo sé, lo que sí sé, es que quiero dormir y despertar al día siguiente con energías suficientes para levantarme y mirar a través de mi ventana, el nuevo día que Dios me regaló para disfrutarlo con quienes me rodean.
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