Lea tallada
Publicado en Sep 23, 2013
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Estaba de guardia en un lugar llamado Lonquen ubicado a pocos minutos de Santiago, era una noche fría con una neblina espesa y húmeda, la luna apenas se divisaba, y sólo porque esa noche iba a ser mas grande de lo normal, hacia un frio terrible y yo me encogía dentro de una caseta precaria de un metro cuadrado, hecha de un tipo de madera delgada y porosa, tenía tres ventanas de cuarenta centímetros cuadrados por donde se colaba el viento haciendo imposible calentar el cuerpo a pesar de estar abrigado con muchas capas de ropa que solo servían para estar acolchado. Eran cerca de las dos de la madrugada y me dormí sin pensar que el suboficial de carabineros que tenía sexo con mi jefa casi todos los días después de hacer el relevo, estaba haciendo rondas y molestando a los guardias para después avisarle a la perra de mi jefa.
Como era de esperar el infame me encontró, y me despertó con patadas en la caseta, al despertar y no saber qué estaba pasando me enoje y le dije muchas cosas, que lo enfurecieron más aun, pero eso a mí no me importaba, solo quería que se fuera para poder seguir durmiendo y dejar pasar la noche lo más rápido posible. Pero eso no sucedió, el maldito se quedo ahí sermoneando y amenazando con llevarme a la comisaria porque esa noche había salido sin billetera y no tenía mi carnet de identidad, ni nada que confirmara que no le mentía al decirle mi nombre. Paso el rato, como una hora de discusión y el bastardo se fue y me dejo tranquilo, me dijo que hiciera fuego para mantenerme despierto, porque si el pasaba otra vez por ahí y no había fuego prendido me iba a llevar directo al calabozo de Lonquen.
Al salir de la caseta me encontraba con el camino de Lonquen a cinco metros frente a mí, y hacia izquierda y derecha había una excavación profunda para poner un tipo de alcantarillado. Aquel lugar no podía estar más desprovisto de cosas esenciales, no tenia agua ni luz ni baño, solo una excavadora y la maldita caseta que no servía para nada.
Busque por los alrededores de la caseta y lo único que pude encontrar fueron unas pocas tablas, a esas tablas les prendí fuego pero no iban a durar mucho, así que camine hacia la vía y comencé a recorrer en busca de algún otro tipo de leña que me sirviese para calentar el cuerpo y mantenerme despierto. Camine cerca de cincuenta metros pensando en el maldito sub oficial. Mis sentidos por alguna razón estaban muy agudos, escuchaba el quiebre de madera pero no en algún lugar exacto,………….. Al fin logre ver unos troncos al lado de un canal que cruzaba el camino, eran dos, así que baje y tome el más pequeño que aún así pesaba mucho, y demore cerca de veinte minutos en llegar a la caseta con el tronco a rastras por la calle. Al llegar a la caseta me senté un momento para recobrar el aliento, y me saque un poco de ropa ya que estaba exhausto y acalorado con el esfuerzo que había hecho.
 Al estar prendiendo un cigarro y observando el tronco, me di cuenta que era una figura tallada, reconocí la figura ya que mi padre tallaba cuando yo era pequeño y varias veces le encargaron que hiciera esculturas parecidas a esa en troncos muy grandes, incluso mas que el que tenia en mi poder para quemar. Aunque esa estaba hecha por alguien no con mucho talento ya que solo era superficial y no muy bien terminada.
Me acerque a la escultura y me fije en el tallado, estaba viejo y partido pero aún se podía ver una inscripción que había a los pies de lo tallado. Estaba en otro idioma que no reconocí, así que no le di importancia. Lance el tallado al fuego y me senté. De inmediato comenzaron a salir bichos de entre la corteza para escapar de las llamas que iban a consumir el tronco y todo lo tallado, también se dejo ver un humo muy negro y con un olor en particular que voy a recordar para siempre. Pero lo que luego me paso no sé si fue real, una alucinación a causa del humo, o una pesadilla que duro toda la noche.
Me quede sentado observado el tallado consumirse cuando vi pasar un perro tras la fogata, pero no apareció del otro lado, luego vi al mismo perro alejándose entre unos árboles, cuando de atrás de un árbol salió algo, tomo al perro y se volvió a esconder. Después de un rato podía ver lo que tomo al perro, era un ser famélico y de articulaciones nudosas.
Ahí estuvo toda la noche escondiéndose y apareciendo tras el árbol, haciendo muecas y apuntándome con su mano cadavérica, como haciéndome burlas, yo solo lo miraba y me reía de el, porque no tenia nada mejor que hacer que burlarse de un pobre guardia dejado a su suerte, con un frio que no se soportaba, un sueño tremendo, y para mas, con alucinaciones.
 
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Descripción

Palabras Clave: Lea cosa fuego

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



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