El encaje de bolillos Catalua-Espaa en manos de unas malas tricotadoras.
Publicado en Sep 29, 2013
El jueves pasado durante el debate del programa de televisón 8 al dia Pilar Rahola, en la forma que le es habitual -en mi menesterosa opinión más apasionada que verídica-, nos dio una pequeña lección de historia, el resto de los tertulianos no tardaron en unirse alborozados y gozosos al baile: que el Decreto de Nueva Planta de 1714 fue una imposición -eso pude ser evidente- de Castilla, la imposición de la manera en que el castellano a caballo (sic) veía al resto de España. Yo creo que a propósito omitió, si me equivoco que me perdone, que el siglo XVIII lo fue del absolutismo, cuyo paladín el Rey Sol llevaba muy a gala presumir de que el Estado era él, y de quien el denostado monarca español era pariente muy cercano; lo mismo que nada dijo de que las leyes que se derogan en 1714 en Cataluña, Aragón, y Valencia defendían más los intereses del clero, aristocracia y nobleza que los del ciudadano, que en su terminología jurídica era entonces totalmente desconocido. Olvidó, a sabiendas o no, ella sabrá, que había que uniformizar las diversas leyes que regían en España, estamos en La Ilustración, en la formación de las nuevas naciones, y los fueros visigóticos, en los que estarían basados los decretos de Nueva Planta, era lo más común a todos. Incluso he llegado a leer, en un autor extranjero de cuyo nombre no me acuerdo pero que aún podría consultar, que aquellas eran las leyes más modernas posibles. Yo calculo que ella esto lo sabe, como sabe que sin ser muy escrupulosa en la información que da y un tanto irreverente en sus arengas al descalabro sublimará a los de su cuerda. Me parece que ahora ha añadido la coda de que también quiere ser delincuente, aunque supongo que en sentido figurado y por una causa noble, todos tenemos pensionistas en nuestras familias. Pero hasta yo, que soy un pobre hombre, comprendo que igual que el siglo XVIII era el siglo de los déspotas ilustrados, éste es, con todos mis respetos, el siglo de los déspotas informativos. De la información que barre para casa -y con alguien empeñado en demostrarlo con la penosa tarea de ponerse a ello con una grabadora en mano- daría para una antología del despropósito. Soy un habitual de los noticiarios catalanes, cada vez menos por eso.
Atentamente, a ustedes, a los que viven placenteramente en el bosque de las ideas antiguas, pero que nadie les envidia.
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Gaby S
doris melo
Tatiana
dejo mi comentario para otro día, luego de haber releído este texto con tiempo y mayor concentración.
saludos.
tati