..."EL PAGO"
Publicado en Oct 01, 2013
“EL PAGO”
Relato erótico I MAYA desnudó su intimidad. Solo la cubre una bata transparente que le da misterio a su cuerpo y resalta más sus formas. Los senos despuntan el suave género mientras busca los CD de John Lee Hooker. Eligió Wumen and Money; es su preferido para estos encuentros que le reportan un salario extra, cuadruplicando sus ingresos con solo entregarse por horas. En sus comienzos tuvo remordimientos y hasta una vergüenza desconocida, pero el hábito, había hecho de ella una mujer de cotización digna y altamente recomendable. Sabía como tratar sus clientes. Desparrama su sensualidad envolviendo progresivamente su pareja a una excitación desacostumbrada. Ser una puta cara ya no la aflige, teme sí, enamorarse de su cliente. No le resulta fácil mantener separado cuerpo de sentimientos después de sus encuentros. Una excitación misteriosa la invade, independientemente de su negocio. Con este hombre no había tenido relaciones. Era la primera vez que lo enfrentaba. Le había atraído tal vez ese gesto soberbio del déspota. Después de colocar el CD, destapó la botella de Ron, se sirvió una dosis doble, quería entrar en calor, sentirse liviana y libre. A su vez, quitarse culpas y evitar remordimientos que a veces atormentan Su oficio de azafata le había facilitado conocer mucha gente. Detectaba a quienes rodeaba el éxito y dinero. Máximo era hoy su presa y estaba dispuesta a cobrar algo más que su tarifa habitual. Tomó un trago largo, se miró en el espejo que esta en la pared del bargueño y ratificó su belleza. Su cuerpo se ve firme, modelado. El cuello delgado desmorona sobre hombros delicados acoplándose con magia propia a sus senos que se muestran simétricos sostenido por una juventud espléndida y ejercicio diario. La cadera armónica permite el relleno de sus glúteos y su sexo depilado insinúa la entrada al mundo del placer. Acarició sus pezones mojándolos con saliva y luego ajustó su bata marcando la cintura. Esta lista, excitada e invadida del deseo. Recordó que debía hablar por teléfono a su amiga y luego de pedir conformidad. Llamó <Hoy no regreso, nos vemos mañana, estoy trabajando....sí, todo bién> Máximo permanece en la ducha dejando que el agua caliente cayera por su cabeza y sus hombros mientras relaja su musculatura tensa de tanta espera. Desea esa mujer, admira su belleza y sabe que este encuentro servirá para serenar su cuerpo, descargar tensiones y satisfacer su sexualidad. II Máximo le ordenó que prepare un trago mientras sale de la ducha. Secándose con un toallón perfumado, miró por la puerta abierta, a esa mujer que destella su desnudez contra la luz de la lámpara. Es realmente hermosa. Su pelo recogido, deja que la nuca se muestre insinuante y sus piernas se desplacen con suavidad y agilidad felina. Tardó más en secarse porque no podía dejar de mirarla y admirarla y por unos minutos sus problemas dejaron paso al deseo. Sintió un calor invadiendo su cuerpo y también su sangre ocupando su miembro. Ella advirtió ese gesto animal y se acercó riéndose pero deseosa de tocarlo y acariciarlo. Prefirió besarlo entregándole el primer sorbo de ron, mientras acariciaba su sexo. Los pezones juguetean en el pecho de Máximo que toma un interés especial hacia la hembra que lo provoca. La llevó al sillón abrazándola y sosteniendo con sus manos los senos palpitantes, la recostó y lentamente colocó su miembro en la boca tibia de Maya que ahora sí, consigue entrar en su preferente terreno: gozar del sexo. Ella se sentó bruscamente. Pidió que antes de nada le entregara los quinientos dólares < Primero la plata bebé > dijo despertando la primera reacción violenta de Máximo <! Puta....reputa! > Gritó y pasó al vestidor tomando su billetera y sacando quinientos dólares se los desparramó en el suelo < Júntalo puta! > Le dijo mientras se acerca y acaricia el cuerpo Maya, arrodillada, recoge su dinero dejándose hacer todas esas caricias. Goza. Máximo la atrapó con sus brazos; la levantó y la besó en su cuello, lamiendo sus orejas y pezones mientras la obligaba a dar pasos cortos hacia la cama. Allí se desplomó; abrió las piernas de ella sin pudicia Maya esta vez, esta excitada, el contacto con el dinero le provoca un estremecimiento especial y es la llave o permiso para que su cliente comience hacer de ella su esclava. Máximo susurra palabras groseras en sus oídos, le anuncia sus actos, le promete el placer y la somete sexualmente provocando gemidos y orgasmos Acaricia con sus manos senos, muslos, y luego la dio vuelta quedando ella al arbitrio sus caprichos. Ver y sentir las manos crispadas de Maya sobre la almohada lo excita. Maya se involucra con el gozo; ella esta plena y en ese momento se entregó al hombre que pagó por su sexo, pero ahora es ella quién entrega su éxtasis perdurable. Màximo la deja gozar. Sinte bruscamente una ebullición en todo su cuerpo, inundado de una plenitud incontenible y se permitió por primera vez olvidar el pago para entrar en la eternidad de goce. Amó a esa mujer horas enteras conteniendo su eyaculación a voluntad; deseaba que las horas de placer no terminasen y la sensación de excitación no lo deja descansar, penetrándola en posiciones distintas, llevó a Maya sobre la banqueta de cuero, ella cabalgó contrayendo sus muslos humedeciéndose hasta sentir que la sed estaba secando su alma. Seis horas, horas de gozo y placer llevaron a Maya y Màximo a una comunión sexual intensa. III Cayeron extenuados, sometidos por el cansancio de una lucha de cuerpos fusionados confluyendo en la relajación del deseo consumado. Estirados, desnudos boca arriba, jadeando, sudando, sintiendo el aire que faltaba. Tomaron bebida como si fuesen plantas secas. La sed es interminable y sus bocas están pastosas y calientes. < Que pasa bebé? > preguntó ella sin mover su cabeza de la almohada. < Pasar qué? > respondió Máximo. < Estabas tenso y furioso...no eras el mismo del avión > dijo ella comparando ambos. < Son unos hijos de puta...me persiguen...me quieren matar > comentó Máximo sin mover un solo músculo de su rostro < Quienes? > Pregunta Maya intrigada. < La policía y los Narcos > responde Máximo levantándose a ducharse. Ella lo siguió, entró en la ducha y prolijamente lavó el cuerpo de Adolfo que está parado, estático con su rostro mirando la regadera de la ducha que elimina litros de agua cálida. Maya pasó el jabón en el cuerpo de Màximo y atrapó su miembro para lavar, después, besar con ternura en agradecimiento al momento pasado. < Cuanto vale esto?..> pregunta Màximo con ironía. <Es mi regalo > dijo ella hincada besando sin pudor. No podía disimular su entrega; el dinero con sexo se habían mezclado en una pasión desconocida, sin embargo no podía permitirse cruzar la frontera de la discreción. Máximo salió del baño, se sirvió otro vaso de bebida y le ofreció a Maya otra copa, mientras cambiaba la música que había quedado olvidada en esa lucha salvaje del amor. Ella se lavó la cabeza, jabonando su cuerpo cansado de tanto esfuerzo y luego salió con su toallón arrollado a su cuerpo, poniendo distancia de lo pasado, como si quisiera esconder su pudor desnudo ante el hombre soberbio que la miraba con desprecio. Para él, ella solo eran quinientos dólares y muy bien gastados. Maya se vistió silenciosamente, peinando su cabellera negra reluciente por el agua y comenzó la ceremonia de arreglos cuidando más el detalle, más que el confort. Maya se fue luego de besar a un hombre cansado, desparramado encima de esa cama gigante, que los hoteles colocan para despertar fantasías de huéspedes. Máximo quedó solo, mirando sin ver y bebiendo Ron; fumando y dejando que el humo se eleve hacia el techo en caprichosas nubes blancas. Ahora es la música de Anton Bruckner quién lo acompaña. Sinfonía N 4 .Su favorita. Repasó su situación y comenzó a priorizar sus pasos. Necesitaba ropa. No podía comprarla porque salir era exponerse; las tarjetas inutilizadas, lo obligaba a cuidar los dólares que pudo sacar de su caja fuerte. Tendría que conseguirla en ese hotel. Simultáneamente risas de una pareja bajando del ascensor llamó su atención. Se levantó y en la puerta por la mirilla vio una pareja galante tratando de abrir la puerta de una habitación al frente de la suya. El tamaño del hombre inmediatamente le sugirió que ese era el lugar indicado para aprovisionarse de ropa. Las dos valijas que llevan son evidentemente, una de cada uno. Tiene solucionado su vestimenta, entraría a esa habitación en la madrugada, antes de abandonar el hotel. Ahora necesita encontrar la forma de salir del País con documentación falsa o por pasadizos controlados por el submundo. De lo contrario; debe perderse en los suburbios de Buenos Aires por un largo tiempo. Prendió un cigarrillo, tomó oro vaso de Ron y se recostó pensando en Maya. Es…es.. Es una mujer que supo integrarse a sus salvajes instintos animales; sus manos aún tenían el recuerdo de sus caderas. Se durmió sin darse cuenta y el cigarrillo quedó pendiente de sus labios. Las cenizas cayeron sobre su pecho, apagadas, sin producirle molestia alguna. Estaba realmente extenuado. Soñó cuando recorrió Metaponto y curiosamente, se le cruza con un templo, tal vez de Hera en Olimpia, donde yace inesperadamente Maya, esparcida sobre un terciopelo rojo entre sus gigantescas columnas. Ella està desnuda. Exuberante; como si fuese una maja desafiante, pero esta vez….. en un lecho fúnebre. Tiene en sus órbitas dos cruces negras y un ojo abierto de mirada desconfiada incorporado al pubis, cuyo vello insinúa la confluencia de sus muslos espinados y sangrantes. En sus dos manos: ramos de amapolas con sus sépalos salientes y cuatro pétalos rojos mezcladas con amarantos. De sus muñecas heridas por el filoso puñal del amor, resbalan gotas de miel, viscosas y brillantes. Máximo suda en la inconsciencia del sueño que presagia tragedia. Sin embargo no despierta * GVN
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gonza pedro miguel
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
Tatiana Marina Rosemary
Submundo, tierra sin reglas convencionales, el desprejuicio permite el goce del sexo mas colorido e intenso porque es prohibido,
el enamoramiento de Maya no conoce medias tintas, como la araña, mata después de copulación, seguramente porque esa mujer ya no es dueña de su cuerpo ni de su alma y ama al joven mas allá de su seguridad personal
Interesante perspectiva, el cuerpo voluptuoso de Maya convertido en un arma letal.
Disfruté la lectura, gracias.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
Elvia Gonzalez
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
66arcoiris
jejeje bueno, para mi gusto, atrapas al lector desde el primer momento
mi respeto y admiración Gustavo.
Saludos cordiales.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
María del Rosario
Interpreté que Máximo no despierta porque esta muerto.
Erotismo refinado. Muy bien obervado eso de que las mujeres gozamos cuando cobramos una buena paga.
Maya amaba a Máximo, tal vez por ese motivo le cobra bien salado. Aunque también con él todo era mas fácil, no había culpa..aún así, tal vez.es ella quien lo entrega.
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Sara
Saludos y estare atenta.
Silvana
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Battaglia
Y ya no te digo más jejejejejej
A favoritos!!!
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
MAVAL
que pena...al menos la gozadera no se lo mengua nadie...
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Un abrazo
raymundo
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos
Stella Maris Sanhueza
Gustavo Adolfo Vaca Narvaja
Saludos