(Me dirijo a mí.)

ANTIYO: -¿Por qué tanta importancia en ayudar a los otros? Además, tus "tareas" sociales no han pasado de ser meros planes y pensamientos. Sin duda, de intenciones está hecho el individuo. Pero es la fuerza de esas intenciones llevadas a cabo lo que mueve el mundo.

YO: -Le doy tanta importancia porque creo que es la única manera de mejorar el mundo. No estoy de acuerdo con la forma de hacer las cosas que se tiene actualmente ni en el pasado. Comparto y apoyo la inversión en todo aquello que beneficie al máximo número de personas posible, como debiera suponerse natural en el ser humano civilizado.
Y efectivamente, creo que todo se queda sólo en la teoría, no se emplean los esfuerzos requeridos. Mi propuesta es el rechazo a toda política que contraríe nuestros valores y perjudique nuestras vidas. Mi lucha es una forma auténtica de obrar consecuentemente. Será esa mi aportación personal para mejorar la humanidad, para mantenernos con vida...

ANTIYO: -Eres penoso, ¿no es acaso tu voluntad, tan social y altruista, el resultado de una educación en valores con trasfondo cristiano? Humildad, verdad, fe, ayudar al prójimo... Emético.

YO: -Eso... Es algo que aún tengo que trabajar, es un reto pendiente. Para mí, la felicidad fuera de lo cotidiano y el sentirse realizado, son una ingenuidad. Tal vez eso cambie con el tiempo... Hay dos puntos de vista bien diferenciados respecto a la cuestión de valores.

La evolución de los valores cristianos y su papel en el presente.

Es indudable que los valores que ostenta el cristianismo están presentes todavía en nuestro sistema, y en nuestras mentes. Pero han dejado de ir de la mano de Dios y la Iglesia. Ahora forman parte de una moral y una ética que se han liberado de esos abusos de disciplina, rigidez y recato. Es algo que tenía que suceder, pues el modo de vida predicado por nuestra religión es impracticable tal y como fue escrita, incluso si no privásemos el sexo. Lo que ha quedado ha pasado a formar parte complementaria de nuestra moral. La evolución que han experimentado nuestros valores se debe a su mercantilización. Aun estando inculcados desde el nacimiento, cotizan a la baja en la bolsa del espíritu.

El objetivo de la vida ya no es que nuestra alma sea salvada, si no alcanzar la felicidad en vida. Han cambiado de bando. Han pasado a ser parte de los valores cívicos, que se aseguran imprescindibles para la armonía y progreso del ser humano (aunque sólo sea en la teoría).
Y como en cada época hay un ideal, un modelo de individuo que cumple con lo que se espera de él. Éste es políticamente correcto y reúne todas las virtudes, siendo a su vez competitivo. Cosa de hecho imposible.

Hay que analizar a donde nos lleva esto, a priori, a ayudar a los demás. Pero dejando de lado este supuesto que no suele cumplirse, nosotros desechamos otros valores, a cambio de reafirmar los que sentimos como nuestros.

Aquí entra en juego el segundo punto de vista.
Análisis objetivo de valores para llevar a cabo un juicio y selección de ellos. Es imprescindible marcar unos objetivos y unos principios para empezar. Debe tomarse aquello que se necesite y destruir lo que no sirva, para reconstruirlo a juicio propio y no ajeno. ¿Por qué utilizar las herramientas ordinarias cuando puedo crear unas propias mucho mejores?

ANTIYO: -La verdad es que obedeces porque no puedes hacer otra cosa.

YO: -Soy creador porque tengo el poder para hacerlo. Dos argumentos, para responder mi cuestión.
Tras años de inmadurez e ignorancia buscando respuestas a mis preguntas, he hallado en mi inocencia que todas las respuestas están dentro de mí. Sólo tengo que atreverme a buscarlas y ser capaz de redescubrirlas, si éstas me ayudan a crecer.

Cada uno tiene las respuestas que necesita en su interior, porque todos tenemos el poder de crearlas. Sólo que no lo entendemos, por ello lo empleamos mal. Algo similar acontece con la educación y la cultura.