Soy puta
Publicado en Oct 03, 2013
Hace 27 años mi abuela materna ya en el vientre de mi madre me hablaba creando en mí un estereotipo terrible y lo cito desde el mismo momento de la concepción ( la escuchaba en el vientre hacer sonar la escoba y los trastes) pues mi madre al parirme ya estaba colocando en mí unos lazos rosados, o unos lazos blancos similares a los que tenía la mujer de la canción “la familia , la propiedad y el amor “ de Silvio Rodríguez, desde el momento de mi nacimiento me puso al lado una muñeca diabólica de plástico con unas tetas y un cabello amarillo horroroso y me alimentaba con la única esperanza de que cuando yo fuere vieja, pudiera agarrarme de un buen hombre o tener un marido , que decore mis apellidos y que continúe la tradición de estar casada en ese pueblo chico que es mi Ambato , tener hijos, comprar una casita y vivir en papel de madre, de esposa, en pos de obediencia (incluso sexual), como un mandamiento añadido a la tabla de Moisés . Era para mi familia materna mantener los lazos conyugales intactos, entonces me ponían un delantal y me enseñaban a cocinar, a jugar a ser mamá , obviamente desconocían mis juegos secretos con los amigos del barrio, jugando con la pelota, fumándome un cigarro en el mirador de Miraflores Alto y hablando de las cosas que casualmente veía en un libro de sexo que mis padres tenían secretamente guardado en un velador y yo astutamente abría y analizaba, sin el morbo natural de un adulto, pero con la inquietud de una mujer, de un hombre, de un ser humano, nacía en mí el pecaminoso erotismo, pero también , en aquel libro se hacía referencia al “amor” y yo pensaba si eso existía???
Pues bien , crecí, y me convertía en la hereje que soy ahora , me oponía a las reglas de mis padres, me juntaba con mis amigos “todos machos” , me rompía la gola del uniforme de la inmaculada para esconder mis cigarros y atormentaba a la madre Vicenta con mis historias sobre la vida y mis pensamientos filosóficos que según la monja me conducirían al maligno (denominación con que asertivamente le daba al diablo), a los quince años estaba un poco rematada así decían mis amigos, no bebía, no me revolcaba con nadie pero amaba profundamente el universo que es la vida, quizá por eso me consideraba una muchacha que sencillamente no establecía tiempos ni espacios a las relaciones amorosas (si hubiera sabido lo que es el amor a esa edad , dadas mis dotes poéticas y bohemias, no hubiera pertenecido a este mundo, ya no estaría ) Mi madre profanaba sobre mí todo tipo de insultos, no podía concebir la idea de una princesita convertida en un demonio, no asimilaba la idea de que al regalarme mi padre los libros de Cuauhtémoc los cogí en gajo y los rompí todos, al ver la frase que no textual decía “eres un cofre “ algo así como una divinidad, o algo prohibido, de cierto modo que para mí fue una frase que marcaría mi vida porque me reiteraba los estereotipos con los cuales fuí criada , la santidad de la mujer, el matrimonio hasta el fin de los días , los hijos en burbuja . De modo que, al cumplir diez y siete años vi la oportunidad para volar, me fui a los Quito y comencé mi carrera de leyes a la que he detestado durante toda mi vida pues ciertamente tengo una vocación frustrada ( escribir ), quería pasarme la vida leyendo y haciendo poemas ridículos, hablando del sexo de modo sublime, vendiendo mis libros en las librerías o en los buses , enseñar a un par de mocosos a amar la literatura, pero, el tener una profesión que no me resulte rentable sembró en mi padre una incertidumbre tenaz, así que decidí hacerle caso, me fue bien, era tan ñoña que lloraba si sacaba un 8, para mí las notas eran 10 o 10, además que tenía el don de la palabra que hacía que si yo no sabía algo “lo inventaba” , a los 19 años en resumen me casé, tuve una hermosa niña ( mi bala) la cual me costó nueve meses de insomnio por que no podía tomar los antidepresivos mientras “encargaba” pero al verla salir de mis entrañas , volví al pasado, era mi abuela y mi madre (ser a quien amo profundamente) a lado mío , enseñándome a esconder los gordos, a tapar las estrías, a no deformarme los senos dando el pecho, atragantándome de coladas y sopas de gallina vieja para que me siente la leche, envolviendo a mi hermosa como una momia, era yo y mis 19 años, cargada una GUAGUA que no quería que de ningún modo se vea forzada a vivir lo que yo, tres días después del parto me zafé la maldita sábana con la que casi me asfixian y le solté del tamal a mi hija para que pueda dormir a pierna suelta, además que le empecé a enloquecer con Mozart, a los quince días estábamos de vuelta a las aulas de la universidad, al cumplir un año ya me estaba partiendo el lomo trabajando, a los tres años salíamos juntas a hacer campaña ( sin contar el tiempo revolucionario en el que mi pequeña en mi útero me escuchaba pelear con los “tirapiedras” de la Universidad para ganar una candidatura de la Aso Escuela y yo recibía a quemarropa las piedras y las bombas ) Mi hija era revolucionaria, cuando crecía me sentía sola pero ella me daba fuerza constantemente, Yo creé una adicción a los libros en mí, amontonándolos en cada esquina, le compraba a mi Vale con apenas tres años un principito ilustrado, me veía beber y yo no le mentía ni un carajo, le decía a viva voz el derecho que tengo de embriagarme porque la vida me mamaba y necesitaba olvidar (omito por efectos de tiempo la tortura que viví durante mi estancia matrimonial), me veía fumar un cigarrillo con tanto gusto que no me juzgaba, al fin y al cabo sabía que su madre era una loca, una guerrera, que la amaba profundamente en hechos , que la abrazaba profundamente y que la acompañaría siempre en su travesía por la vida, en fin, el motivo de esta carta es para explicarles por qué soy puta ¡! Me consta de sobremanera que sin oírlo de nadie, he sentido, me lo han dicho esa putería destruyó mi relación afectiva (o las que pude tener) porque no me dejaban volar, si bien es cierto que siempre fui rebelde, y que me iba en contra de lo establecido por la religión , existía algo jodidamente sagrado para mí, que no me enseñaron, ni los libros, ni mis padres, sino mi propia experiencia, y es respetar a mi cuerpo como un estado soberano, de modo que no era ni un cofre, ni una virgen, simplemente era una mujer que debía amar para darse. El término puta para un buen grupo de gente, era esa mujer que siempre caminaba del brazo de un hombre (obviamente no consideraban que esos hombres eran mis únicos amigos) esa palabra que venía acompañada de los inventos que podían hacer sobre mi persona, sobre mi maternidad, inventándome miles de historias sobre mi procedencia, criticando la forma en la que actuaba mi familia paterna, la soledad en la que supuestamente hice a mi hija (juro solemnemente que incluso han dicho que esa niña no tiene padre), los he detestado con la vida, y he corrido de ellos , como lo hacen muchas mujeres en mi situación, soy puta por que soy de esas que salieron del confort de sus casas, que decidieron hacerle caso a su alma, que decidieron volar , soy puta por que soy de esas mujeres que no se juntan con mujeres pues resultan chismosas, no soy de esas mujeres que temen mostrarse como son frente a sus hijos, que los sobreprotegen, que no los aman, que los joden, soy puta porque abrí un libro de pequeña y porque empecé a escribir uno (y los escritores deben ser borrachos o drogadictos) porque me han visto amando profundamente bajo la lluvia a mi hombre (acto incestuoso y extremadamente vulgar ) soy puta por abrazar a mis amigos, soy puta además porque me dejó mi marido (lo siento no resistía los celos), quería mandar al carajo el molde de familia perfecto que me sembraron, soy puta porque amo profundamente y lloro con un sentimiento devorador cuando sufro, además lo soy por que como pocas no me tapo , no me escondo, soy , simplemente soy, frente a ti o frente a mi hija (de quien creo merecer toda su admiración) porque nadie se ha fajado los pantalones por ella sino yo, porque nadie la ha criado hermosa, inteligente, dulce, fuerte (el todo), soy puta porque la gente me inventó así, por que SER, es un pecado en nuestro terruño, y parecer es la elección perfecta, parecer feliz, parecer casado, parecer buen padre, parecer buen trabajador y parecer inteligente, porque las huellas que nos dejan nuestros ancestros deben ser el amor, no la permanencia (sin sentimientos) el libre albedrío , la libertad de asociación, la locura, el derecho a criticar la religión, la libertad sexual y su preferencia, el ejemplo que debemos dar a nuestros hijos se resume en una palabra “enseñarles amar su vida”, hacer exactamente lo que nos dé la gana aunque el resto tragase caca, el hecho de explotar una cultura infinita que tenemos , aplicar las letras, matar con las letras, salir de nuestra zona de comodidad, de los machismos, empezar a amar el alma de la mujer no su cuerpo , ni sus tetas, ni su pasado, formar generaciones con valores tan intactos que lo único que no se toque sea su soberanía corporal, porque el momento en que uno le pone precio al cuerpo y a la vida de uno se prostituye, porque aguantar, callar, planchar, lavar, cocinar, esclavizarme en el trabajo, fingir frente a los hijos es prostituirse . Estamos siendo putos! Estamos vendiendo el alma.
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Matilde Contreras
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