Mal de amores
Publicado en Sep 02, 2009
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Sueño con tejidos inaccesibles
con tu epitelio terrenal y sagrado:
Eres terrón humano en forma de Amor.
Por el amor a tu densa orinoquia
rasgo las epistolas rígidas de los sueños.
Y Levanto las hojas de las cartas de Pablo.
A ver si consigo verte y acercarme
a tu melena tórrida y tus ojos latinos.
Pero tras cada sueño hay un baldío o un eco
y sólo se oyen ayes sedientos y lejanos.
Subo ansioso por mi lóbulo frontal
a ver si consigo una molécula o una particula
del amor cruzado que fuimos anteayer.
Estoy acostado en una fría camilla
y me han puesto una solución intravenosa
y ya es la tercera cura de sueño por mal de amores.
Me encuentro muy solo entre los recuerdos.
Entre epítetos caídos y rubias ancestrales.
Veo las neuronas y su cuerda sinapsis
y siento tus ojos extáticos aún cerca.
Busco entre las crestas y los impudores
la eterna suavidad de tu caricia extrema
tus estrias de mujer ya parida cien veces
los rastros primosoros de tu primera cesárea.
El acné impoluto que siempre te caracterizó
y tus infinitos novios que todavía aborrezco.
Poco a poco, me aumentan el goteo
Y penetro en la fase más profunda de mi sueño.
Se sueltan los ciclos de mi sueño REM
como pajaros en eterna desbandada.
Aparecen los deslumbrantes recuerdos infantiles
y las lustrosas estancias degradadas donde crecí.
Los doctores no dieron con la dosis de benzodiacepinas:
Caigo en los tiempos de la patineta y el yoyo
en los que no había retaliación ni intriga
y estaba yo libre del estigma del chismorreo.
Tiempo cuando mis certidumbres eran incertidumbres
y seguía las órdenes de adultos monacales
con rostros de momias gravemente envejecidas.
Yo iba feliz detrás de mi manubrio
persiguiendo gatos etéreos entre las calabaceras.
Era yo una ignición de vida, una flama pequeña
aún no tocado por secuelas ni por traumas.
Era yo insípido, inespecífico y feliz
y correteaba a los ñandúes en los zoológicos.
Yo le huía a las hurañas miradas de las aves.
Y los perros con gusanera me causaban espanto
y las morocotas de mi abuelo asombro gigantezco.

Jugaba a saltar la cuerda
en un universo libre de quimeras y tristuras.
Allí las confidencias parecían veráces
y hasta yo respetaba la palabra empeñada.
Yo le ponía calificativos a los monstruos amorfos
y todo era claro ante mis ojos níveos:
Las cosas o subían o bajaban, no eran ambiguas.
No sabía yo de manicomios ni de sacramentos
ni de las temidas y rígidas instituciones mentales
a donde he recurrido para encontrar u olvidar tu amor.
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Foto del autor Richard Albacete
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Miembro desde: Jul 05, 2009
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Descripción

Poema romantico y general

Palabras Clave: Sueos tejidos epitelio mal amores internado olvidar

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General


Creditos: Richard Albacete

Derechos de Autor: Reservados


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