Percibo sólo aquello que juega en mi contra
Mi cuerpo, mi mente y mi piel tienen bronca
Parecen empecinados en recordar tu boca
En extrañar la caricia que ya no me roza
En tener una sólida memoria que grita ronca
 
Complotaron  la música, los recuerdos... 
hasta la brisa que trae ricos aromas. 
El sonido de tus pasos retumban en mis oídos,
tu figura se reproduce en todos los cristales
y  hablo a un fantasma que deseo y se ha ido.
 
Tu  presencia se  mete bajo mi  piel sin piedad
penetra  mi esencia,  llena los poros de sal
hace remolinos con una daga filosa
que obstinada gira sobre mi pecho preso.
No estás y sin embargo, me dueles, te siento.
 
Me empujas a un hueco oscuro y vacío,
me condenas a una espera eterna
donde suena la música que bailamos,
 habita el perfume que juntos respiramos
y  la escarcha tiende un  lecho prolijo de seda.
 
Espero, sumida en la percepción de mis fieles sentidos,
Tacho enojada tu rostro, tus besos, tu cuerpo
 niego a lo que dejaste, ansío a lo que no tengo
Empaño los cristales que luego limpio para seguirte  viendo
Abrigo a mi cuerpo con los recuerdos  que no quiero
 
¡Qué obstinada pena la mía!
¡Qué contradictoria el alma sufrida!
¿Qué intenta hacer mi memoria?
Si es mi cuerpo y todos mis sentidos
¡Los que te invocan!  ¡los que te añoran…!