se paseaba por la casa...
Publicado en Oct 13, 2013
Lilith se paseaba danzante por la casa con un deshojado plumero viejo simulando la limpieza matinal con unos tiriteos leves y concisos sobre vagas cosas que hacia que se desprendan algunas lividas plumas, impactaban al piso después de lentos aleteos que eran mas rápidos que yo recuperando el aliento. En sus caderas se mecia un trapo sucio que se jactaba de tal privilegio sin saber que ella lo hacia para capricho mio , la mirada que me lanzaba era entre fria y caliente que no llegaba a tibio, solamente una pasada de incertidumbre hasta la proxima ojeada que me devolviera esperanza para quitarmela de una tajada volteando bruscamente. Sabia como su frio desden encendia en mi una hoguera de deseo, sabia como hacerlo, que yo buscaba el bendito trapo mecedor que ella lo escondia por la casa para que yo la encontrara y la vuelva a perder en alguna habitacion. Y aun se sentia la brisa de madrugada aquella mañana que estabamos ella , yo y nadie mas cuando la encontre en el cuarto contiguo a la sala despues de haberlaperdido tal vez en algun pasillo, la tome prestada por la cintura, mis manos encajaban milimetricamente como de ella sus brazos en mis hombros mientras nos vertiamos en la alfombra persa en besos desesperados que fueron por mucho tiempo añejados, mi mano izquierda tan diestra se fugaba de su inquieta cintura hacia su vientre,destilandome en su entrepierna calida y humeda como un oasis de menguada fragua luego de deshacer sin ambages la costura de aquel boton vedador de lo prohibido que ceñia aquellos ajustados pantaloncillos cortos, ella se estremecio levemente. Me abrio sus piernas estando... quien sabe ahora quien estaba sobre quien, en ambas manos ahora tenia sus muslos de guerrera que conjuntamente con sus pantorrillas de sensual contorno hacian mecer sus caderas, a las cuales yo respondia reciprocamente, nuestras sombras se distorciorcionaban y se fundian una en la otra en pocisiones de la autoria de lilith, nuestros sudores mezclados con los halitos aun tibios crearon nuestro propio almizcle . Sus gemidos me los pronunciaba al oido para que fueran nada mas que mios, con acento algo cambiado de tanto placer , me crujian en los huesos hasta brotarme poro a poro. Sus senos que se exaltaban en cada inhalacion, me acariciaban mi pecho jadeante, los dos ibamos ya sintiendo el cansancio placentero en los ultimos esfuerzos pero con el mismo impetud y ardor, hasta que nos rendimos al unisono de nuestra exhalacion. Ambos cuerpos tirados en la alfombra sobre el vaho grabado que quedo en sus lienzos, ella recostada en mi hombro y sus brazos a mi cintura amarrados, yo aun no terminaba de hacer el amor y ella nada mas esperaba a que seque la transpiracion.
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Cristhian