Casa  ciudad que me habitas
y reconoces cada parte de mí,
Casa que es mi cuerpo,
te palpo con mis manos sucias,
contaminadas por los desencuentros.
Vengo de la oscuridad  de la noche,
fui complice de sus mentiras 
y llegue a creer en ellas.
He visto de tus ventanas
muchos sueños alejarse
sin concretarse ninguno,
desfilar entre mis mundos
muchos absurdos.
La ciudad que me habita,
fue una mujer de boca roja,
carnosa y seductora,
ahora de traje arrugado
el corazón encojido de tanto llanto.
Casa cuerpo y puerta
que no se abren desde adentro
tiembla mi todo todavía
mientras me desato las sandalias
y me deshago de la ropa que cubre
ese cuerpo.
Quiero desnudar el alma de palabras
y habitarme de silencios,
llegar sin que me reconozcas
casa donde habito , que es mi cuerpo.