El principio democrático por excelencia es la igualdad. Sobre ella se han comenzado ideologías importantes, ya sea para adquirir derechos o para que esos derechos no sean interferidos o quitados por un órgano superior. En este breve texto, quisiera sin embargo expresar mi más rotundo desprecio por esta palabra. Algunos se podrán preguntar ¿ Pero qué carajos dice este tipo? Explico. Hace unos días en mi país, Chile, hubo una marcha para desterrar a los extranjeros, específicamente a los hermanos colombianos ¿Y por qué? Por no ser chilenos, comunidad de personas nacidas en Chile, " iguales en derechos y obligaciones" y defensores de los valores patrios que alimentan a esta nación ignorante, llena de prejucios. La igualdad se transforma así en un excremento difícil de entender y digerir, pero muy fácil de enarbolar cuando se trata de defender la intolerancia y la decadencia coprolálica del bajo pueblo.