EL PALACIO DE CNOSSOS (cuento satrico)
Publicado en Oct 20, 2013
Juguemos: soy Teseo. voy por Minos al Palacio de Cnossos. Juego con el toro de plástico en miniatura. No me interesa Adriana, porque sé que se acostará con Dioniso, por ello le pido a Orfeo, su sátira para entrar al Teatro Nacional a declamar. No soy de los que ruega, mi PADRE lo sabe todo. Mi espada espera por derramar la sangre de los inicuos y opresores de nuestra tierra con esencia a café y tortillas palmeadas. Como escritor es mi deber guiar al lector a la VERDAD, aunque a veces la realidad fantasiosa de unos baratos dentro de la Literatura opaca a quienes leen, por ello esta sátira: para quienes dicen algo que no son. A los pies de Apolo, escribo para entregar a tu pensamiento la diferencia de analizar divagaciones mentales incompletas con relación a este cuento donde el juego de ajedrez ya comenzó. Yo soy quien juega.
Me visto con el basjaris entre esta demagogia inútil. Visito a la ninfa en el Teatro Nacional; la mártir me saluda, le doy la espalda. A mi izquierda LAMENTACIÓN DEL PUEBLO (escultura de Bonilla) silencia como el bebé en sus brazos. Bufones entran, disculpen, sacos y corbatas, blusas y faldas ¿Quiénes son? En Cuesta Moras deciden sin nadie que los vea, pura apariencia en un papel sin firma. De un Nunca Jamás, pobre Petter Pan, vienen volando como el montón de palomas que se cagan en la Catedral en avenida dos, calle cero. Así vienen los duques sin honor para cagarse en Costa Rica, en mi querida y amada tierra. Sobre un toro con una serpiente enroscada en mi brazo izquierdo llevo el vino a la Asamblea para brindar por los misterios orphikoi, que muy pronto iniciarán. Los haré beber en la catábasis con sus lenguas cortadas por tantas ofensas a nuestro Pueblo. Hades, me acompaña en la lectura de las iepoi lógoi, con ayuda de Aristóteles. No creo en ánimas andantes. Diwonisojo, como los viejos tiempos: ebrios en la danza del Universo ¡Quema con la luz de las estrellas sus almas! Son tan sólo fichas en este juego. "Sancho, ¿por qué nos esperas afuera? Entra, amigo mío desde la Cueva de Montecillos. Gracias a ti, salí" -le digo a mi buen amigo el Ingenioso Escudero de la Mancha. "Marco, esto no es el Palacio de Cnossos" -me dice, Orfeo. "Cierto, nos estamos aquí para rescatar a una bella doncella, ni mucho menos a una princesa de estos embusteros. Estamos aquí por nuestra Patria, porque amamos nuestras raíces campesinas, porque la lealtad y el honor viven y arden en nuestros espíritus" -les digo a mis guerreros. "¿Por qué has decidido ser Teseo?" -me pregunta, Maquiavelo. "Porque voy por la dinastía Minos para destruir su símbolo (el toro) en su propio Palacio, sí, el de Cnossos" -respondí. "Con la ayuda de Perseo, hubieras invocado a Cronos para inexistir su estancia física" -me sugiere, Spinoza. "Apolo, nos acompaña. En última instancia, Hermes, por órdenes del mismo Hades, se los llevará al octavo y noveno círculo del Infierno de Dante" -con estas palabras mis amigo se preparan para luchar. Orfeo, entra con su lira hecho con el caparazón de una tortuga y de nueve cuerdas en recuerdo a la misma cantidad de ninfas. Las Híades con ira brillan sobre el Parlamento. Apolo, inspira a Etxe. Maquiavelo, se sienta en el centro de la Asamblea, al igual que Descartes, Spinoza y Leibniz. Nietzsche, enjacha a Orozco. Los duques temen por la presencia de Benedetti. Esta sala está llena de ángeles, y no son los vivos, bueno, sólo uno de ellos. Marco, saca su espada, es Teseo. "¿Dónde está, Minos?" -pregunta el joven hijo de Caos (origen de TODO). "¡Marco, ahí está el toro!" -le grita, Orfeo. En ese momento, Teseo, clava su arma en la cabeza de aquel animal, quien cae el piso. "Como lo escribí, sobre tus ojos mi sangre se derrama para acabar por fin con este maldito símbolo de injusticia. Humillas al Pueblo. Robas el tesoro nacional. Nuestras raíces se marchitan por ti ¡Eres en verdad un hijo de puta, toro de la mierda! Por ello dejarás de existir" -sin emoción le recrimina quién lo mató. "Minos, seguirá existiendo, porque así es el orden natural. Esto no quita, que podemos acabar con los símbolos de injusticia. Así ellos tendrán miedo de vivir en esa existencia de codicia. Si no quieren cambiar, simplemente serán eliminados por el continuo espacio-tiempo" finaliza, Etxe (Marco, Teseo, Perseo, como quieras llamarte).
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