Una palabra, dime, dila. Suéltala, que se alarge, que se pierda o doble en una esquina golpee contra una pared en un grafiti, o se estrelle en el piso en los ojos de un muerto en la ventanilla de un tren.
Dime esa palabra la que tù sabes, que me duela en el pecho, que me anide, que te alivie, que te sangre desde la raíz a mi vientre.
Yo cortare con mis dedos el ocaso Bailarè desnuda como odalisca en celo, llena estoy de tì. Llena. Me someto a tus locos y absurdos desvarìos Y mis piernas se abren como anguilas eléctricas.
Te pierdes en el àngulo de tu boca desierta Y te cortas la lengua Y callas… y tù sabes que es inútil el silencio, dejas de ser, y eres Y la piedra te horada desde adentro y no es la làpida fría que te cubre ni el beso de la sierpe en la ventana.
Es esa herida mortal la que te sangra, la que ignoras y cubres con los dedos. La palabra no es nada si no duele.La soledad te aplasta si te callas.
Dimela ahora, amor en este tiempo, donde se abren los brazos como aspas y el mundo se termina en la mañana.
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MARIA VALLEJO D.
Cuántas veces el ser completito, espera escuchar una palabrita
que romperá todos los esquemas y nos hará los seres más felices.
Una hermosa poesía amiga mía
Abrazos
GLORIA MONSALVE
las ansias, los deseos y la necesidad de escuchar solo una palabra que cambiaria mucho el sentir y el amor,,, pero quisas llegue, quisas no.. pero mientras el corazon la espere podra ser...
tus versos muy bien logrados y el mensaje captado...
abrazos
Mara Ester Rinaldi
Un saludo desde mi tierra. Abrazo.
Elvia Gonzalez
Mara Ester Rinaldi
Te dejo un gran abrazo!