La gente hace cosas malas todo el tiempo, pero sonríe igual.
La gente cree que por sonreír mucho alguien es bueno.  O que por usar terno y corbata se es una persona decente.
Los peores criminales de la historia usaban terno y corbata. Otros usan sotana.
Los peores  asesinos en serie sonríen todo el tiempo, van a misa, tienen muchos amigos, parecen buenos, pero cuando nadie los ve, cometen sus fechorías.
Le dije que maté a su gato, con la cara mas serena que podía tener. Se rió. No me creyó. Yo quería que explotara, que me gritara, que me escupiera, que llamara a los pacos y a palos me echara de su casa. No. Se rió. Insistí, incluso le dije donde dejé el cuerpo.  Pero no. Simplemente no me creyó. Dijo que el gato se iba seguido, que seguro volveria uno de estos días. Le dije que no, que lo maté, se rió, me trajo un café y unos pastelitos, me dijo que me había bajado el azúcar. Que si no vuelve el gato, seguro lo atropellaron por ahí, o lo mató un perro. Insistí, se sentó en mi pierna, me besó, me dijo que había sido un día largo, pesado, casi de muerte, que la cortara porque tenía menos gracia que Felo. Me besó, le dije que lo maté, y luego hicimos el amor.
Caso cerrado.