Así lo comprendo
Publicado en Oct 25, 2013
Existen tres maneras de aprender.
Numero uno: De manera visual, en donde mediante imágenes reales tratamos de comprender un mensaje; en el cual son estas mismas representaciones las encargadas de mostrárnoslo. Numero dos: De forma auditiva, en la cual por medio de sonidos y palabras, intentamos descifrar el significado de lo que oímos, o de qué manera conciliar lo que se nos está diciendo. Numero tres: Leer. Esto se cultiva mediante la creación de nuestra propia realidad, en una alegoría de imaginación y contextualización de las ideas, que en ningún caso oímos ni vemos, solo las creamos por un efímero instante en nuestra cabeza de ideas. Entonces, frente a estos tres hipotéticos arquetipos, no dejo de pensar en cómo a lo largo de los años, se ha convertido a la educación en un concepto irrisorio y mal estructurado, que hace parecer a quienes piensan más allá de lo objetivo, unos irreverentes y arrogantes, tiernos distractores. Tildan a esos jóvenes corazones de hiperactivos e hiperkinéticos, que sufre de un déficit atencional, que es un caos, que es un rebelde. Que es un egoísta. Hastiado está el regocijo de nuestros corazones, al lograr comprender la frágil inocencia. Al mirar siempre más allá del recto camino, y al no andar nunca sin amar. Dime quien mata a quien. Tú sigues simplemente el camino, yo busco la verdad. Tú amas la vida; yo amo la alegría de vivirla. Ven a vivir esta fragilidad peligrosa de corromperse. Me lo dijo Redolés, también lo clamó Neruda, la utopía de Galeano, y en las trova de Silvio. Vivimos el día no como si fuera el último, sino como merece la vida ser vivida, con lucha, sueños y alegrías. Quizás no comprendan un instante de mi revolución. Más bien soy un soñador de fantasías alienadas; un hiperkinético inadaptado que no supo quedarse tranquilo ni en la silla del colegio.
Página 1 / 1
|
Elvia Gonzalez