Bscame
Publicado en Oct 26, 2013
Comenzaba el otoño, es una estación muy especial, es como la parte lindante entre la luz y la sombra, es una estación melancólica de color ocre que tapiza el suelo con hojas marchitas, de vientos fríos y nubes borrascosas. Algunas personas, no les gusta y sólo quieren emigrar como las aves, hacia lugares cálidos y playas doradas donde poder caminar descalzas contemplando el atardecer y dormir arrulladas por las olas. A mí me gusta, creo que va con mi personalidad... Esos eran mis ensimismamientos, cuando el sonido del teléfono me devolvió a la realidad.
Esta sería una larga tarde de oficina. Pedí a mi secretaria un café y le comente que cuando terminara podía irse. Yo iba a quedarme unas horas más, cerré la puerta de mi despacho y me enfrascarse en el trabajo. Pasaron los minutos, el cansancio comenzó a pesar en mis ojos, de pronto apareció en el monitor del ordenador un mensaje instantáneo… “¿Estás ahí cariño? “ Al ver el nombre me sentí perturbada. Estaba conectada y hacia mucho que no coincidíamos. Encontré su nombre un día, por casualidad, cuando buscaba a un contacto, me llamo la atención su blog, quise echar un vistazo, lo que vi me pareció realmente bonito, tanto que me quede leyéndolo, disfrutando de los escritos, intentando descubrir el alma de su autor. Fue tanta mi curiosidad, yo no era de hablar con extraños por Internet, que me decidí a escribirle tímidamente un: “Hola…muy bonito tu blog” Me preguntaba... ¿Quién estaría del otro lado? ... ¿Sería acaso un aburrido hombre solitario sentado frente a su computadora escribiendo sus más ardientes fantasías, mientras esperaba que empezará su programa favorito en la TV o las noticias...? ¿Cómo sería ese hombre? Para mi suerte a él le pareció interesante mi timidez y acepto conversar conmigo. No todos lograban llegar a él o al menos conocerlo más allá de la forma sensual de sus escritos. Yo había logrado llamar su atención. Así pasaron los días, nuevamente nos encontramos, esta vez la charla se extendió, aquellos dos extraños dejaron de serlo, cada palabra escrita parecía ser el reflejo del otro. Él dijo: “tengo la sensación de que te conozco de siempre”, yo sentía lo mismo. ¿Podía ser que dos personas, que nunca se habían visto, se sintieran atraídas? Percibí como emergía una sensación, que a mí me parecía abrumadora. El deseo. Como era posible que estuviera hilando mis emociones a las de un hombre virtual del que ni siquiera conocía su rostro, pero que despertaba mis más íntimos deseos, tan sólo con palabras escritas. La casualidad, hizo que las cosas pasarán, nos volvimos a encontrar. Estaba vez, la pantalla dio vida a los rostros imaginados, las palabras ya no fueron las mismas, la webcam nos mostró que detrás de cada letra había una mujer y un hombre. Ese fue el comienzo de horas y horas de charlas, de mails diarios, de intercambio de fotos que hacían volar la imaginación. Cada vez que nos veíamos, soñábamos con ese día en que ya no existiera esa barrera. El sólo saber que estaba ahí conectado y ver su Nick, me producía un intenso anhelo, que como descarga eléctrica invadía mi cuerpo, aceleraba mis pulsaciones… Él lo llamaba energía sexual, nos conecta sin siquiera tocarnos, aunque el océano y las horas nos separaran físicamente, entendíamos que el deseo estaba ahí, diciéndonos: Búscame a través de la web. Lunaoscura
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