Abuela me duelen los caites,
mi matate se rompió,
no encuentro mi morral,
y a ti ¿no te duelen las arrugas quizás?

Abuela mis jodidas utopías, se olvidan…
los chuchos con sus hocicos húmedos, olfatean,
olfatean a la muerte cerca de mí,
Abuela, me duelen los caites,
la masa de la tortilla se pegó en el comal,
los “señores” del gobierno, me persiguen
me quieren matar…
Los deje burlados pero me rasgaron el güipil
ahora me duelen los caites de tanto vivir.

Se rompió mi regazo
deje tirada una sonrisa,
esa desdichada sonrisa
que ahora llora en el olvido de un viejo niño
regué los granos de frijol entre las piedras
les rocié del guaro de la abuela
y ofrecí un ritual a la madre tierra.

Pero, abuela, me duelen los caites
La pólvora aún pica, en mi calcañal…
Esconde mi vida, abuela, en tu delantal…
Las mazorcas y los olotes no los distingo
la puta ceguera me arrulla en su costal.

La flor de izote ondea entre tu piel,
matria entre tus tierras entrañadas preparas mi hogar.
Abuela me duelen los caites,
la guerrilla me traiciono,
escucha como se escabullen las ratas y el ratón.

Los buitres de la carne que me queda
se quieren hartar
mientras la tiranía se burla
entre los dientes de su estrategia militar.

Abuela me duelen los caites
pero bueno, me ha llegado la hora de descansar.