No me importa esconderme detrás de su sombra, si finalmente no era nada más que eso, una sombra y yo que la imaginaba inmensa, láminas de plata, alas elevándose, perdiéndose en el tiempo, volviendo y esos ojos , traspasando fronteras boca grande, bebiendo de la fuente de la sabiduría, dioses que resucitan y copulan la palabra, engendrándola.Una sombra, cubriéndome, y yo… tan pequeña, casi un punto en la línea, un punto, sin mi sombra, sin mis alas vientre estéril de vocales, esperando.
Hipnotizada por ese halo de arquitecto eje inconmensurable de pictóricas figuras, verbo parido o abortado, dios de mi sed, de mis sueños, formándome, construyéndome como a una estatua de sal.
Algo sucedió, tal vez fue un eclipse, una rosa púrpura germinando en mi garganta, una máscara rota en cristales pequeños perforando mis ojos. Y pude ver.
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MARIA VALLEJO D.
Ser que llegò a un vientre, pero la vida se truncò,
sin que pudieras ver esa rosa que pudo un dìa nacer.
Quiero me disculpes, pero asì lo entendì amiga mìa.
Buen texto
Abrazos
María Ester Rinaldi
Guillermo Capece
no te enojes, es muy bueno el poema, pero lo veo algo sobrecargado de palabras muy fuertes; para mi gusto (ojo, mi gusto), tendrías que atenuarlas un tanto. Cuando hay 2 ó 3 juntas se produce un desequilibrio en el poema. Hay adjetivacion altisonante.
Bajá un cambio (como dicen los muchachos) sin que cambie la fuerza que le impusiste al poema.
Abrazo
Guillermo
María Ester Rinaldi
Elvia Gonzalez
María Ester Rinaldi
María Ester Rinaldi
gracias!!
Jean Ossandn A
quizá caigo en el error, pero al leerlo,
puedo sentir la gestación e imaginación
del feto en el vientre,soñando por salir
a la luz.
Saludos Cordiales.