El amante solitario
Publicado en Nov 12, 2013
Es tan duro ver a los amantes fervientes
tras estos ojos sedientos y ausentes. Es tan difícil permanecer impasible ante un beso ajeno, mis pupilas se dilatan y mis ojos se cubren de lágrimas. Esta melancolía de tinieblas, y mi orgullo por los suelos, mientras tu mirada reflejada en el agua centellea, centellea, centellea. Veo al señor Amor dejándose querer por todos los chicos y chicas, mientras una sombra seca y moribunda moja la almohada con saliba mientras una sombra seca y moribunda busca sus venas mientras... mientras... ¿mientras qué? ¿Notas cuando el fracaso te abraza, cuando te encojes bajo las sábanas, cuando el abismo te mece, cuando las espadas de la nada se clavan en tu espalda, cuando eres ruina en la oscuridad, cuando eres espectro y calavera? ¿lo notas? Y luego te alivias cabando tu propia tumba en la profundidad de sus ojos y tus roídos huesos caen sobre la cura de su boca, y el cadáver del que amó toma sepultura entre su piel. Los ángeles se despiden ahora del esqueleto que se hundió en la desdicha, y los gusanos de mi locura anidan por fin entre su belleza y su desmesura.
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Elvia Gonzalez