La superpoblación amenaza el futuro.
Publicado en Dec 03, 2013
Cualquier forma de vida crecería desorbitadamente al hacer uso de toda su potencia. Sin embargo, esta expansión demográfica sólo se produciría en ausencia de epidemias y depredadores. Esto mismo llevaría a tal especie hasta un límite en el cual, el nivel se torna estable por un elevado índice de mortalidad. Esta "regularización" natural de la demografía se debería a la escasez de los rescursos básicos. O en el caso de que estos recursos necesarios para la subsistencia hubieran desaparecido por una sobreexplotación, el único camino sería la extinción.
Este planteamiento es necesario para comprender que la cadena de la vida y la muerte, es necesaria para perpetrar la vida. La muerte es obra de la vida, no sólo el final de la misma, sino su causa y consecuencia última. Las enfermedades, el envejecimiento, la limitación de la cadena alimentaria, incluso la disposición del ser humano para la guerra, son mecanismos de la naturaleza; así se regula un exceso de proliferación y se mantiene un equilibrio. [De todas las religiones y símbolos, el yin y el yang recoge una cuestión tan fundamental como esta desde el punto de vista más objetivo y natural.] Poco importa si buscamos la salvación del mayor número de seres posible, un humano siempre será más importante para otro humano antes que otra forma de vida, por razones éticas, genéticas y sociales, -si no es así, el individuo en cuestión estará proyectando su autodestrucción hacia el exterior; o sigue una ética distinta-. Pero a largo plazo, no deja de ser más que un absurdo el cúmulo de argumentos en los que se basa la humanidad para prolongar el tiempo de vida de los individuos y reducir la mortalidad. De veras, son argumentos hueros, banales. Así mismo, si consideramos el trato que nuestra especie le da al planeta, y el envejecimiento progresivo de la población en el primer mundo, estamos condenados al desastre. Pero si considerando que la superpoblación amenaza nuestro futuro, y vemos por ello justificada la guerra y el hambre con intereses secundarios como una opción, somos aún más estúpidos que si soñamos con salvar a todas las almas que padecen. Bien pues, ¿cuál es nuestra solución entonces? ¿No es obvio? La naturaleza ya ha recurrido a este ingenioso método en formas de vida superior desde que surgió: la reducción de la natalidad. ¿A dónde nos lleva esto? Si se reduce la natalidad la población envejece, y las sociedades del bienestar se vuelven insostenibles, desaparecen. Es menester anticiparse al futuro, y hallar una solución. La cuestión principal es evitar una 3ª Guerra Mundial como única solución a nuestro fin prematuro. La humanidad debe escapar a la miseria, al genocidio, a la ignorancia... Si hemos comprendido que la justicia es una falacia inexistente creada para castigar y coaccionar, entre humanos, según las leyes de los poderosos. Y la moral es incluso peor (pues de ella deriva esa justicia). La naturaleza debe ser la única maestra que no nos manipulará ni nos engañará, almenos no más allá de la medida en que somos productos de su diseño evolutivo, de ella.
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