Carta del día 6. Insuperable.
Publicado en Dec 07, 2013
Sabemos el día, sabemos el año, estoy escribiendo el día siete del presente mes, pero yo fecho mis textos como quien tiene la potestad para hacerlo: a voluntad.
Estamos en la era digital, no podemos dudar de ellos, y yo también soy arrastrado por su caudalosa corriente. Por eso el motivo de esta epístola es hacer llegar a sus manos un comunicado ya existente on-line, de manos de la juventud, de la jovialidad mejor dicho, y por supuesto de la pasión. Hago esto porque como sabes, yo no me conformo, ni con poco ni mucho, yo soy ambiciosamente joven y lo quiero todo. Pero por favor, no me mal interprete. En un mundo donde la inmensa mayoría de los mensajes y epístolas son electrónicos, yo renuncio. Renuncio a tan endeble papel, que con un clic se quema; con medio error se pierde; ¡el peso del presente lo entierra entre facturas y spam! Hoy no utilizaré más que el blanco papel, porque sé que en las manos de su amor y su inestimable consideración, tanto mis bromas como mis sentimientos están a buen recaudo, y jamás se perderán. Quién sabe, tal vez el destino quiera que estas palabras nos sobrevivan si los tiempos se prestan. Amada mía, permítame llevarla a cenar esta noche, pues celebro la vida y entre pensamientos, de júbilo me salgo de mí. Sobrevuelo el mundo visible y el invisible, los hermosos paisajes de mi ser, algún pozo oscuro veo, pero hoy mis fieles guardianes del tiempo los han cerrado. Guardo mis más sinceros deseos de verte, de flirtear con tu inteligencia sin que lo notes. Como ves he vuelto a hacerlo, hoy he vuelto a escribir. Las letras unieron nuestros caminos, ellas te seguirán allí a donde vayas, y me guiarán a mí... Te quiero. Y como gusto de decirte en nuestros mejores días, entre letras te espero.
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