Mudos. Parte 1
Publicado en Dec 12, 2013
Liz se encontraba como cualquier otro día, escribiendo en su portátil. Un aparato que le permitía comunicarse con las demás personas. Habían pasado décadas desde que las personas habían dejado de hablar entre sí. En la actualidad se consideraba anticuado e innecesario, incluso hasta carente de sentido común. Los portátiles habían pasado de ser un accesorio a un elemento indispensable, casi como una extremidad más del cuerpo. Las personas no podían desprenderse de este artefacto, pues en ese mismo instante eran presos del pánico y la desesperación al saberse incomunicados con el medio exterior. Ni siquiera al estar frente a frente se dirigían la palabra (hablada al menos), todo se reducía a un golpeteo de pantallas electrónicas, las cuales emitían mensajes a los destinatarios correspondientes. Una reunión de multitudes llegaba a ser ruidosa, debido a los cientos de golpeteos incesantes en las pantallas de los portátiles.
Los hombres ya no sonreían o lloraban. Las expresiones faciales eran inusuales, todo se reducía a símbolos que representaban las emociones de las personas. Las personas olvidaron cuando fue la última vez que vieron una mueca de verdad. La gente envejecía, sin embargo en sus rostros no se notaba el paso de los años, pues su piel era firme y lisa, casi rígida. Las nuevas generaciones, estaban tan adaptadas a esta forma de comunicación, que desconocían que existiera alguna otra. Solamente algunos ancianos de la ciudad recordaban vagamente los sonidos de las palabras y la articulación de las mismas con la boca. Ese día, mientras Liz caminaba rumbo al centro de abastecimiento de víveres, distraída con su portátil, sintió un fuerte golpe en su cabeza. Se había estrellado contra un sujeto. Adolorida, con la cabeza palpitante miró hacia el hombre que le había causado dicha conmoción. Lo observó fijamente, al principio no lograba enfocarlo claramente debido al golpe. Tras un par de minutos pudo verlo, el hombre tenía algo extraño en su rostro. Liz no sabía cómo describirlo, pues nunca había visto nada similar. Sus ojos estaban rodeados por minúsculas líneas, al igual que su frente y su boca. El hombre la miró y emitió una serie de sonidos que a Liz le parecieron extraños. Nunca había escuchado que alguien hiciera algo así. - ¿Qué le sucedía a ese hombre?-Pensó Liz. Al ver que Liz no respondía y solo lo miraba extrañada, el sujeto hizo algo rarísimo, durante un breve instante su rostro cambió. Su boca formó una gran curvatura en forma de “U” y sin más, comenzó a mostrar los dientes. Liz no podía estar más perpleja, era la primera vez que veía algo similar. ¿Quién era este sujeto y qué pasaba con su rostro? Pasados unos minutos, el sujeto parecía seguir preocupado por el estado de Liz, sin embargo, no lograba hacer que ella dejara de mirarlo fijamente. Finalmente, Liz pareció reaccionar, pues comenzó a teclear repetidamente en su portátil y sin mirar al sujeto siguió su camino. El hombre, visiblemente desorientado, observaba mientras Liz se alejaba entre la multitud de gente.
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