El temple
Publicado en Sep 04, 2009
Entre corrosión y carroñeros
he podido mantener mi temple. He visto a curas excomulgados que no dejan de añorar la ostia. He sido dragado por la vida y me he fundido mil veces en el fuego. He dejado mis conductas altaneras y entrabado combate con lo ambiguo. He llegado hasta el fondo de mis fueros y resurgido con nueva armonía y valor. Fustigo las mentiras donde sea y no tomo coecho contra nadie. Aún conservo el garbo de la melancolía y si estoy en franco desacuerdo, lo digo. Mas no me gusta articular disputas y a nadie le impongo valores ni talantes. He ido por desiertos y jardines e intentado arar en mares colosales. He disfrutado el status de pudiente y a veces comí sobras en los refugios. Mi corazón, hoy jubiloso, ya sufrió la mayoría de sus caídas forzosas. Me he vuelto comprensión y complemento para mis amigos furtivos y amores pasajeros.
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