Y hoy te encuentras derramando unas cuantas lágrimas por aquel ex que “habías superado”, no sabes que está pasando…¿influirá la depresión post-navidad, que lleves 3 días de hibernación por un maldito virus, quizá que tengas exámenes de la universidad a la vuelta de la esquina y no hayas cogido un mísero libro o simplemente porque realmente le echas de menos?… nah!
 
Quizás lo único que has hecho todo este tiempo ha sido engañarte a ti misma y aunque no te hayas enamorado de él eso no quita que eches de menos su sonrisa, sus besos, sus caricias o sobre todo sus rarezas… esa rareza que por muy jodidamente rara que fuera, era única, tanto que te gustaba. Y es entonces cuando después del tiempo que ha pasado intentas visualizar todo desde un mejor plano, y llega esa culpabilidad, sí, esa culpabilidad de loca maniática compulsiva que fuiste en aquel momento, se que a muchas de nosotras nos ha pasado lo mismo, pero qué le vamos a hacer… fue lo que nos salió en aquel momento o algo tuvo que hacer nuestra entonces pareja, para ponernos así. Pero efectivamente locas compulsivas y es que cuando llegas a ese momento, ¡no hay quién nos apiade! Creo que es una de las peores cosas que nos pueden suceder; vamos a estudiar la situación.
 
Primero un simple hecho, un paso en falso de la persona que queremos es como si moviesen un circuito en nuestras cabezas, empezamos a imaginarnos cosas que no son, luego nos rayamos, nos lo callamos para no ser pesadas con nuestra pareja, pero claro.. luego lo acumulas, estás rara y finalmente lo escupes… después de tener una conversación al respecto y claro está, una vez dicho y escuchado por ti misma, parece la mayor tontería del mundo, terminas finalmente con un: nada, son rayadas mías, olvida lo que te acabo de decir…
 
Pero queridas y queridos amigos míos, por mucho que le digas a alguien que lo olvide, no por eso lo va a olvidar al instante… siento defraudaros. Por otro lado y dejando atrás esto, siempre que terminamos una relación queremos controlar de manera incontrolable el tiempo, queremos saber en que momento exacto fue que cambió todo, como si eso nos ayudase… sin embargo a veces como en mi caso simplemente no lo hay, es imposible hallarlo, es como si se te resbalara de las manos, todo fue tan deprisa, y piensas pero “sí él estaba súper pillado”. Sí, y es que así son las cosas, la vida da muchas vueltas y todo es un vaivén, primero él esta muy pillado, tú no tanto, pasan unos cuantos meses y ¡boom!, llamas a tu mejor amiga y le cuentas que se ha acabado asique evidentemente tu amiga te pregunta: ¿Por qué has cortado con él? Y no… al final la mal parada has sido tú, increíble…
 
 
También podemos preguntarnos por qué razón un mes antes de que todo se acabe, él, por no llamarle otra cosa, nos declara amor eterno y las promesas de amor mas bellas de este planeta… ¿Por qué? Es que acaso ahí aún me quería o estaba mintiendo, por más que lo intento no logro entender este tipo de cosas, como tampoco entiendo quién creo las promesas, si simplemente son palabrejas de poca confianza, donde hayan hechos ¡que se quite todo lo demás!
 
Y así podemos pasarnos un día completo midiendo y recordando las cosas, buscando porqués en preguntas que no tienen respuestas, a veces no debemos rebobinar el tiempo y darle tantas vueltas, sencillamente porque no sirve de nada, lo hecho, echo está y ya nada lo puede cambiar. Da pena ver como todos los planes y sueños que tenías se esfumaron, da pena ver como se pierde la magia, da pena que las cosas acaben así pero quizá es porque algo mejor ahí fuera te espera, todo sucede por algo y ese “algo” casi siempre es algo mejor… asique es conveniente quedarnos mejor con los buenos momentos y pensar que vendrán muchos más porque de amor nadie se muere pero una vida sin amor, es la muerte.