Enlazados, Captulo V Venganza o escape?
Publicado en Jan 08, 2014
En una sala apenas iluminada, adornada con muebles elaborados con la más fina madera que su dueño estuvo dispuesto a pagar, alfombras hechas a mano, etc. Todo en la habitación reflejaba la riqueza que poseía el hombre que se encontraba sentado en el sillón frente a la chimenea. El lugar estaba tan silencioso que sintió en seguida la presencia de otra persona en su gran casa apenas escuchó los pasos apresurados que se dirigían hacia donde él se encontraba descansando. Cuando su sospecha de que su paz sería interrumpida se convirtió en una verdad al abrirse abruptamente la puerta de su sala y el intruso jadeante lo interrumpió enseguida.
- Tengo… que… hablar… contigo - ¿Puedo saber a qué se debe que interrumpas tan…? - Es… urgente - Habla ahora, sabes que no me gusta ser interrumpido de esta manera. - Se trata sobre ella, su vida está en peligro… - ¿Cómo lo sabes?, la última vez que la revisé ella se encontraba bien. - No me preguntes eso, tú sabes cómo hago para vigilarla en todo momento. - Entonces tenemos que movernos ya y despertarlo, dado que si el peligro es muy grande vamos a necesitar ayuda para protegerla. Dicho eso, ambos salieron de la habitación y se perdieron por la mansión en busca de su objetivo. Esa mañana se había despertado con un presentimiento extraño y con un sentimiento de pesar en el corazón y se reprendió porque su primer pensamiento del día estuviera con su amiga Karen, la cual había desaparecido hace mucho sin explicación y sin despedida, ya que ese pensamiento debería estar dirigido hacia su actual novia de la que estaba muy enamorado. Tan perdido estaba pensando en ella que cuando miro el reloj se dio cuenta de que estaba llegando tarde a su clase de cocina así que rápidamente se alistó para partir con todos los instrumentos de cocina que iba a necesitar ese día más los que necesitaba para hacerle un pastel a Emil por su primer aniversario, dado que vería a su amor luego de su clase y se juntarían a celebrar en su casa para después decidir si salían a alguna parte. Ese día las clases se le pasaron volando y sin darse cuenta ya era momento de hacer el pastel y de irse a casa para ordenar y prepararse para esperarla. Por un lado tenía suerte de vivir solo ahora, ya que podía hacer lo que quisiera en la casa sin tener que preocuparse de meter mucho ruido, pero por otro lado le había dolido tener que abandonar la casa en la que tanto tiempo había vivido con los chicos, pero con la partida de Karen la casa ya no se sentía igual que antes y todo le recordaba a ella así que había empacado y se había marchado, enterándose tiempo después que tanto Ana como Larry se habían mudado a otros lugares y habían vendido ese lugar, ya que Ana quería ir a vivir al extranjero y Larry había desaparecido sin explicación. Luego de llegar a casa había puesto todo en orden, puso el pastel en el refrigerador y luego procedió a arreglarse para esperarla. Y cuando al fin sonó el timbre avisando que había llegado ella, corrió a abrirle recibiéndola con un dulce beso. Esa tarde la pasaron fantástico y Henry era feliz ya que a su novia le había encantado el pastel y le había hecho un hermoso regalo de vuelta, regalo que primero rechazó pero que luego se vio obligado a aceptar debido a la insistencia de parte de ella. Ahora estaba decidido a siempre ocupar su nuevo delantal de cocinero así siempre se acordaría de su dulce niña. Cuando habían salido a pasear también había sido maravilloso, pasearon por el parque observando los alrededores, comieron helado para capear el calor de ese día, hicieron un montón de actividades siempre riendo y tomados de la mano, compartiendo su amor uno con el otro. Pero cuando iban camino a su casa para recoger las cosas de Emil dos hombres aparecieron en su camino, uno delante de ellos y otro por detrás, bloqueándoles cualquier intento de escapar. Henry se dio cuenta por las expresiones en sus rostros que no los dejarían ir hasta que consiguieran lo que habían venido a buscar, lo primero que pensó cuando los vio fue que eran ladrones que sólo querían robarles algo de valor pero algo dentro de él le decía que protegiera a su novia porque estas personas no venían por algo material. El que estaba por delante de ellos se acercó un paso más en dirección a ellos. Henry sintió como Emil se ponía tensa a su lado y decidió tomar su mano en señal de apoyo, diciéndole con ese gesto que pasara lo que pasara el iba a estar con ella siempre protegiéndola. Al ver esto ella apretó fuertemente su mano de vuelta demostrándole cuan nerviosa y agradecida estaba. -Entréganos a la chica y te dejaremos tranquilo. Henry disparó su mirada furiosamente hacia el hombre que tenía por delante. -¿Tú crees que dejaré que se la lleven tan fácil? -Es simple, sólo tienes que alejarte de aquí y listo, todo habrá terminado -Me rehúso Un poco asustado vio como la cara de tranquilidad que había mantenido el hombre hasta ahora cambiaba a una de rabia y su mirada de “te vas a arrepentir de no haberme hecho caso” iba dirigida en su dirección. Apenas vio el cambio de posición de una despreocupada a una tensa como preparándose a atacar decidió ponerse en guardia también, decidió que si algo le pasaba a Emil prefería haber tratado de defenderla que simplemente dejar que la alejaran de él sin haber hecho nada. Antes de que cualquiera de los dos pudiera moverse el hombre que se encontraba detrás decidió intervenir. -En vista de que no quieres cooperar y que nosotros no queremos llamar la atención de las demás personas que puedan pasar por aquí, tendremos que llevarte con nosotros. En ese momento el otro hombre pasó de estar furioso a sorprendido mientras miraba a su compañero, pero dado que en la mirada de él vio nada más que determinación decidió apoyarlo. Antes de que Henry pudiera hacer cualquier movimiento le golpearon fuertemente la cabeza por detrás y la oscuridad se apoderó de él. Cuando despertó abrió lentamente los ojos para lograr enfocar y poder averiguar dónde estaba. Al abrirlos no reconoció el lugar y por el aspecto descuidado suponía que no se encontraba en un sitio muy visitado. Se incorporó en el piso y observó atentamente su alrededor tratando de captar cualquier detalle que la habitación a oscuras pudiera revelarle donde se encontraba, ya que lo último que recordaba era a los dos hombres deteniéndolo a él y a Emil para llevársela. Desesperadamente comenzó a mirar en todas las direcciones por si encontraba el paradero de su novia con la esperanza de que estuviera a su lado, pero cuando se dio cuenta de que ella no estaba ahí desistió de seguir buscándola. Se iba a volver a acostar cuando captó un movimiento en una esquina y asustado se levantó con cautela de su lugar para prepararse en caso de que le tocara defenderse. -¿Hay alguien ahí? Esperó atentamente por una respuesta y cuando no llegó empezó a pensar que quizás había sido su imaginación, pero una voz llorosa le convenció de lo contrario. -No… me hagas… daño. -¿Quién eres? A pesar de la oscuridad existente logró distinguir una figura que cautelosamente se acercaba a él. Cuando estuvo lo suficientemente cerca que se atrevió pudo notar que era una chica de estatura mediana cuya postura indicaba su miedo por cualquier cosa a su alrededor. Decidiendo que no quería sobresaltarla más de lo que ya estaba por su presencia se quedó donde estaba. -…Me llamo Maddy… ¿y tú? -Henry, ¿Puedo preguntar dónde estoy? Maddy lo miró extrañado y con curiosidad. -¿Cómo es que llegaste aquí y no sabes dónde estás? Con esa pregunta recordó todo lo que había sucedido y se enojó más con sus captores por haberlo traído a este lugar tan raro y por haberle arrebatado a su preciada novia. Tanta rabia le generó ese pensamiento que su postura se volvió tensa y a la defensiva. Enseguida se dio cuenta de su error debido al sonido de exclamación que emitió Maddy y cuando desvió su mirada para verla se encontraba sentada en un rincón abrazando sus rodillas tratando de ocupar el mínimo espacio posible que su cuerpo le permitía. Arrepentido por haber causado esa reacción en ella relajó su postura y con precaución se acercó a ella. -¿Maddy? Cuando ella subió su mirada y se encontró con unos ojos que lo miraban con terror desistió de su intento de acercarse y prefirió quedarse donde estaba en un principio. -¿Puedes perdonarme?, no quise asustarte, es sólo que me recordaste algo que me pasó hace poco y que me da rabia y sin querer me dejé llevar por las emociones que traía el recuerdo. Henry se sorprendió cuando Maddy, a pesar de todo el terror que había causado en ella, le miró con cara de preocupación y se acercó a él para abrazarlo y consolarlo. -¿Qué te ocurrió? Al sentirse seguro en sus brazos, dejó salir las lágrimas que habían estado amenazando con salir desde que empezó a recordar todo lo ocurrido y el sentimiento de impotencia lo inundó. -Ellos… ellos se raptaron a mi Emil. -¿Ellos? -Unos tipos que decían que tenían que llevársela. Asustada ella retrocedió del abrazo y se concentró en mirarlo. -Creo que ya se de quiénes hablas. Tu novia está en grave peligro Henry… -¡¿Peligrosos?! Maddy si lo que dices es cierto, tienes que ayudarme… Maddy al ver hacia donde se dirigían sus palabras retrocedió varios pasos negando con su cabeza rápidamente. -No sabes a lo que te estás enfrentando… ellos son… prefiero ni pensar lo que te harán si decides enfrentarte a ellos… te lo ruego no vayas. Al ver la desesperación en su rostro Henry decidió no ir y quedarse con Maddy hasta que tuviera algún plan. Y así fueron pasando los días con Henry tratando de entender en que parte estaba, pero cada vez que trataba de hacerle alguna pregunta a Maddy desistía luego de ver su cara de pánico. Mientras Maddy le bloqueaba cualquier intento de escape argumentando que afuera era muy peligroso. Con los días pasando y Henry sin obtener información alguna empezó a pensar en su querida novia, en lo hermosa que se veía el día que la conoció, en todo lo que a él le gustaba de ella, su pelo, sus ojos, sus expresiones y luego su mente iba directo a los horrores que podría estar sufriendo ahora, lo aterrorizada que estaría y se empezaba a sentir impotente y enojado consigo mismo por no haber sido más fuerte y haberla defendido de mejor manera para evitar que se la llevaran y después caía en una pena profunda por no tenerla a su lado, la extrañaba demasiado y su corazón dolía con su ausencia. Aún recordaba lo solo que se sentía aquella tarde cuando su querida amiga desapareció de la nada dejando atrás sólo una nota y nada más, se sintió tan desolado por la pérdida de una amiga que lo entendía, siendo sincero su única amiga de verdad era ella y cuando la realidad de que ya no estaba lo golpeó se sintió tan solitario que tuvo deseos de desaparecer. Y así se mantuvo por varios días hasta que se vio obligado a salir de la casa para comprar víveres y allí la vio, la chica más hermosa que alguna vez había visto estaba allí sentada en una banca fuera de la tienda. Mientras entraba se dedicó a observarla y ella no le devolvió la mirada así que él pensó que no tendría oportunidad alguna de conocer siquiera su nombre pero cuando salió después de haber comprado todo lo que necesitaba, la chica se acercó a él para preguntarle por qué le había estado mirando y luego de tratar de explicarle torpemente con tartamudeos que la encontraba preciosa y que por eso no había podido despegar su mirada, ella le preguntó si quería salir algún día y allí fue cuando su desolación empezó a quedar de lado gracias a la luz que su Emil trajo a su vida, pero ahora se la habían arrebatado y no podía permitirlo. -Maddy, lo he decidido, no importa lo que digas, no me quedaré acá a ver cómo pasan los días y no hacer nada. Buscaré como salir y liberaré a mi novia. -Henry, por favor no vayas, ya te lo he explicado, ellos son peligrosos… No se dieron cuenta cuando sucedió, sólo sucedió, de repente Maddy estaba tratando de decirle que no tratara de salir porque le harían daño y un segundo después estaban en el suelo cubriéndose la cara y tosiendo el humo que había dejado la explosión de la pared de su celda. Le tomó un tiempo comprender que estaba sucediendo y al levantarse para poder observar lo que había ocasionado la explosión, una parte de él estaba contento por tener una vía de escape y la otra le hacía preguntarse si los que estaban detrás de la cortina de humo eran aliados o enemigos. Cuando por fin ya no quedaban rastros del humo en el aire observó a las personas que estaban ahí, pero ninguna se le hacía familiar y no podía descubrir si estaba ante buenas o malas noticias. Y ahí fue cuando al girar la cabeza se quedó atónito ante la persona que entraba a la habitación y mucha incertidumbre lo invadió acerca de lo que sería su futuro.
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