No había nada más que decir.
Publicado en Jan 09, 2014
Era tan turbio como mis pensamientos, tan impreciso y voluble.
Pero como negarme, como abstenerse a su mirada que aunque resultaba bastante nula e indescifrable para mí decía un centenar de verdades. Era inevitable por mas que huyera de su mirada, de sus manos, de sus palabras, siempre terminaba cayendo en una trampa tejida inconscientemente. No podía escapar, no podía huir, evadir, correr, salir de allí, aunque no hubiese una cosa en este mundo que quisiera más que eso. Olvidarle, sacarlo de mi mente, pues se había convertido en una maldición, una cruz que no estaba dispuesta a llevar sobre mi. No era sincero, nada era claro, y lo menos que quería era darle tiempo al tiempo, pues se alimenta el sentimiento, se idealiza a aquella sombra de triste figura y se deja a un lado la razón, y es que el tiempo puede ser tan efímero y a su vez tristemente eterno. No había nada más que decir, todo estaba pensado, dicho y hecho, aunque siguiera turbio y denso, el destino no era la respuesta para estos dos, la cercanía no era la solución, y la distancia no era la excusa del fin.
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Marìa Vallejo D.-
Benvenida.
Realmete me ha gustado tu historia; no temas, escribe mujer, si te agrada por què no hacerlo?
Has plasmado una historia que me ha gustado. Vale?
Saludos
Camila Romero
Un abrazo.
celma llamas
Camila Romero
celma llamas