CARTAS
Publicado en Jan 10, 2014
CARTAS
Pablo, estudiante colombiano, adelantaba una especialización de urbanismo en la ciudad de Curitiba, Brasil en el año 1.989. En vacaciones regresaba a Colombia a visitar a sus familiares y amigos. Aprovechando su estadía de vacaciones en Colombia fue invitado por un amigo a una fiesta de cumpleaños. En esa fiesta tomó whisky en exceso, bailó casi toda la noche con Marina, una chica estudiante de último año de bachillerato de un colegio de Bogotá, Colombia. Pablo quería mantener relaciones amistosas por medio de cartas con Marina. Al día siguiente de la fiesta Marina llegó al colegio un poco agotada, por el trasnocho de la fiesta. Lucero preguntaba a su amiga, que tal había pasado la noche de la fiesta, ella dijo que había estado muy aburrida, porque un borracho se había dedicado a bailar con ella y a dedicarle poesías, y que era un tipo creído por estar estudiando en otro país. Bueno amiga ¿cómo es el tipo? Preguntaba Lucero a Marina Como cualquier borracho. Ojos colorados, aliento de tufo, bailando mal y, hablando resbalado. Entonces, ¿para qué bailabas con él? Pues porque si uno se niega a bailar con alguien, corre el peligro de recibir ofensas. Y ¿por qué le diste la dirección de tu casa? De bruta, no debí darle mi dirección, así no llegarían cartas. Pues amiga, a los borrachos se les olvida todo, amanecen enlagunados, así que no te preocupes. Nada había olvidado Pablo, y pasados veinte días Marina recibió carta de Pablo, pero a ella no le interesaba, rogaba a su amiga Lucero que la leyera y le respondiera ya que a Lucero le gustaba escribir. Lucero leyó la carta, le gustó, insistía a su amiga que la leyera y respondiera, Marina, se negaba rotundamente a responder las cartas y suplicaba a Lucero que las leyera o las rompiera Lucero respondía las cartas con cierta timidez, porque, aunque le gustaba escribir no era experta en poesía y las cartas de Pablo eran poesía, además esos bellos versos no eran inspirados en ella, sino en Marina. En ese tiempo los correos demoraban mucho la entrega de cartas. Más o menos cada veinte días llegaban cartas a Marina, ella las entregaba a Lucero para que respondiera. Lucero se mantenía alegre con esa correspondencia, porque cada día eran más interesantes las cartas. Pablo le contaba que ya sabía hablar en portugués Le comentaba la cultura de Curitiba, le mandaba fotos de los compañeros de estudio y de los profesores, de la estructura de los edificios, de los parques, e igualmente, Lucero le comentaba en sus cartas lo que a ella y a la ciudad de Bogotá a diario les ocurría. Poco a poco los dos se enamoraban, Lucero que creía no saber hacer poesías, entendió que cuando se está enamorado los versos fluyen sin esfuerzo y sus cartas se habían convertido en poesías románticas. Pablo la admiraba más cada día, convirtiendo el corazón de Lucero en UN TORMENTO “No ser Marina”, pero Lucero no quería traicionar a su amiga, prefirió decirle a Marina, con el dolor de su alma que ya no se comprometía a responder las cartas a Pablo. Marina dijo: bueno, romperé las cartas. Pablo estaba demasiado enamorado y desesperado por no recibir cartas de Marina, entonces, se dedicó a mandar telegramas con frases amorosas, porque los telegramas llegaban más rápido. Marina se sentía acosada con tanto telegrama y suplicaba a su amiga que respondiera los telegramas. Lucero los respondía, pero de manera indiferente, causando un amor desesperado a Pablo, por aquello del masoquismo. ”Entre más indiferencia, más amor” Pablo quería regresar a Colombia y casarse con Marina. Lucero insistía a su amiga que leyera los telegramas. Después de leerlos, Marina se entusiasmó y dijo a su amiga que le mandara un telegrama a Pablo aceptando casarse con él. Lucero se entristeció y aconsejó a su amiga que ella misma le respondiera y Marina aceptó. Pablo le propuso a Marina que se casaran en el mes de diciembre, después que ella recibiera el grado de bachiller y él, el certificado de la especialización. Marina aceptó, avisó a su familia que se casaba en diciembre. Propuso a sus padres que se hiciera una reunión familiar con pocos amigos. La familia de Marina se sorprendió, sólo faltaba un mes para que se hiciera efectivo el matrimonio. No quedaba más remedio que comenzar el alistamiento de la boda. Marina advirtió a Lucero que no la invitaría a la celebración de la boda, porque temía que Pablo descubriera la verdad de las cartas. Lucero se entristeció y se resignó. Pasó la boda, Pablo llevó a Marina a Río de Janeiro a pasar la luna de miel. A su regreso se instalaron en un bonito apartamento, -propiedad de Pablo-.Al poco tiempo del matrimonio, empezaron los problemas. Marina se comunicaba con Lucero a través del teléfono para comentarle que cada día Pablo cambiaba su modo de ser, que le repetía que se había enamorado de las cartas, pero que personalmente, la veía diferente y Marina suplicaba a su amiga que jamás la visitara, que no quería perder su matrimonio. A los dos años de casados, un día Lucero estaba mandándose peinar en una sala de belleza, tenía su cabeza metida en un secador, como se usaba en ese tiempo, cuando de pronto apareció Marina con Pablo, ella, a mandarse peinar, y él, a que lo peluquearan. Lucero se sorprendió, se sentía emocionada de conocer a Pablo, mientras Marina se sentía asustada de que Pablo conociera a Lucero. Marina se acercaba a Lucero y le suplicaba que no sacara su cabeza del secador, pero Lucero no resistía el calor y salió a que la peinaran. Lucero lucía hermosa, después de ser peinada. Al oído Lucero decía a Marina que no tenía de que preocuparse que Pablo no podría adivinar quién era ella. La belleza de Lucero despertaba las miradas de Pablo. Marina estuvo celosa, hasta el momento en que Lucero, triste se despidió y salió de la sala, porque quedó más enamorada de Pablo y más triste de no volverlo a ver. Marina guardaba algunos cuadernos del colegio y en uno de esos había una nota escrita por Lucero. Pablo se asombró cuando vio la nota firmada por Lucero, aunque ya se había dado cuenta de que la letra de Marina era diferente y que Marina no era tan suave ni tan romántica como lo era en sus cartas. Pablo pidió a Marina que le explicara lo de la nota de Lucero que era la letra que él recibía en las cartas. Marina le contó la verdad, Pablo se enojó por el engaño y le rogó que le presentara a Lucero, Marina, también enojada protestó: soy tu esposa, te amo, soy fiel, soy la misma que conociste en la fiesta, pero tú quieres que yo te presente a Lucero, ¿para ser infiel? Pablo respondió: tu engaño merece mi infidelidad, además me enamoré de las bellas cartas que Lucero me escribía, la amo a ella y no a ti, pues ya la conociste –dijo Marina- Lucero es esa chica a la que le coqueteaste en la sala de belleza y yo no me enojé. ¿Esa bella chica que se mandó peinar es Lucero?-la misma- ¡Qué feliz hubiera sido yo con tan bella dama!, pero jamás iré a buscarla, ni volveré a marcar su número telefónico –Dijo Marina- y se atacó a llorar, se sentía desesperada, tomaba en sus manos lozas, cristales y los mandaba con fuerza al piso, gritaba, votaba los cojines al piso y contra la pared, daba golpes a su cabeza. La actitud de Marina preocupaba a Pablo, cálmate le decía, fue a abrazarla, pero ella lo rechazaba, Pablo no sabía qué hacer, ¿dejarla sola? No sería justo, ¿esperar que se calme? Será lo mejor. Marina entró a la habitación y cerró la puerta con llave. Pablo tuvo que acostarse en el sofá de la sala, pero no podía dormir por reflexionar sobre lo acontecido. “El engaño me sacó de casillas”, Marina está desesperada, fui cruel al decirle que no la amaba a ella, sino a Lucero, la verdad es que Marina me ama, es mi esposa, es fiel, el engaño fue antes de amarme: Fue ”Cosa de chiquillas” ¿Cómo tranquilizar a Marina? Le llevaré el desayuno a la cama y le pediré disculpas. Pero al siguiente día Marina no abrió la puerta, aunque Pablo suplicaba que le abriera, no fue posible. Aumentaba la angustia de Pablo, no solo angustia, nacía el amor por ella. En las horas de la noche Marina abrió la puerta, se dirigió a la cocina, buscando algo que comer. Pablo le hablaba, ella no respondía, tomó café con pan, luego, regresó a la habitación, volvía a cerrar con llave la puerta, y otra vez, Pablo a dormir en el sofá. Al día siguiente, Marina abrió la puerta, le entregó a Pablo una tarjeta con el nombre y el número del teléfono de Lucero y dijo: "No es obligación que me ames, duraste un año amando a Lucero, búscala y te deseo que con tan bella dama seas feliz. Yo quedaré tranquila sin presionarte a que me ames, eres libre, olvida nuestro matrimonio, vete". Pablo rompió la tarjeta, en presencia de Marina, sin pronunciar palabra y salió del apartamento. Pasaban los días, sin que Marina dejara de sufrir y llorar, pero su firmeza no podía decaer. Por su parte Pablo también sufría. Al mes de aislamiento, Pablo había escrito cartas de amor a Marina, compuso la letra de una amorosa canción, le dio serenata y el mismo cantaba la canción que compuso. Marina lloraba de felicidad, pero no abrió la puerta del apartamento a recibirlo. Al día siguiente, Pablo le envió un bello arreglo floral y las cartas de amor que a ella había escrito. Marina entendió el gran amor que Pablo le sentía. Así que feliz lo recibió, se abrazaron, se besaron, lloraron de emoción por tan bella conciliación, y embarazo, producto del amor.
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RAL IBAGU GUERRA
RAL IBAGU GUERRA
Lucy reyes
Silvana Pressacco
Cariños
Lucy reyes
Silvana Pressacco
Un abrazo!
Elvia Gonzalez
Lucy reyes
Mara Vallejo D.-
Una historia que nos hace de alguna forma recorrer trayectos de la adolescencia, aunque los finales no fueran los mismos.
Al menos èsta tuvo un hermoso final
Me encantò.
Saludos
Lucy reyes